Durante una reunión del gabinete paquistaní, el primer ministro Shehbaz Sharif declaró que el Gobierno del país asiático proporcionará todos los recursos necesarios a las fuerzas armadas para acabar con el "terrorismo" que afecta a Baluchistán.
El primer ministro detalló que el jefe del Ejército, el general Asim Munir, y las fuerzas armadas están dedicados a "erradicar esta plaga".
El encuentro se produjo en respuesta a la muerte de al menos 70 personas entre la noche del domingo y el lunes, incluyendo decenas de civiles y al menos 14 miembros de las fuerzas de seguridad, tras una serie de ataques insurgentes contra civiles y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, especialmente en Baluchistán.
En esta región operan numerosas formaciones separatistas, cuya actividad contra las fuerzas de seguridad se ha incrementado en los últimos años.
Según el Instituto de Pakistán para el Conflicto y los Estudios de Paz, hubo al menos 170 ataques en la región el año pasado, en los que murieron 151 civiles y 114 miembros del personal de las fuerzas de seguridad.
Los ataques de la pasada jornada fueron en su mayoría reivindicados por el Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA), el grupo más prominente entre los que operan en Baluchistán, y que informó en un comunicado que lanzó la noche del domingo una operación por toda la región.
La elevada cifra de bajas durante los ataques, que incluyeron la muerte de 22 ciudadanos procedentes de la vecina provincia de Punjab después de que los insurgentes cortaran una carretera principal, han planteado dudas sobre si los hechos fueron un fracaso de la seguridad o de la Inteligencia pakistaní.
Fracaso de las fuerzas de seguridad
Varios expertos consultados por EFE indicaron que la escala y la forma en la que se llevaron a cabo estos ataques coordinados apuntan a un grave fracaso de seguridad en la provincia, donde la autoridad del Estado está muy debilitada.
El general retirado y experto en seguridad nacional Talat Masood dijo a EFE que ataques de esta magnitud y coordinación muestran "un claro fracaso de la seguridad".
"Los militantes deben haber estado planeando ataques de esta magnitud durante meses o días antes, pero nuestra inteligencia falló en detectar la amenaza", afirmó Masood.
Añadió que el fracaso de la inteligencia fue evidente y se preguntó "¿dónde estaba la seguridad?" cuando los insurgentes "dominaron toda la noche" varios puntos de la provincia.
Otros analistas apuntaron a una falta de comprensión por parte del Gobierno sobre cómo manejar el problema, y señalaron que es inminente un repunte de las operaciones contra la insurgencia en la región, algo que podría ser contraproducente y generar más apoyo y más simpatía de la población local hacia los grupos insurgentes.
"Desafortunadamente, cuando se toma una acción contra los insurgentes, los locales salen a hablar en contra de la operación y apoyan a los insurgentes", dijo a EFE el excoordinador de la Autoridad Nacional contra el Terrorismo, Ihsan Ghani.
Añadió que el apoyo local a los insurgentes complica aún más la situación para el Gobierno por lo que recomendó a Islamabad conocer el problema al que se enfrenta en profundidad antes de tratar de atajarlo a ciegas.
"Hay una diferencia entre insurgencia y terrorismo. La insurgencia a menudo tiene la simpatía de la población local y las personas a menudo apoyan su causa", explicó Ghani.
Según él, no es correcto tratar la insurgencia como terrorismo, "estos métodos a menudo tienen efectos negativos".
"No hay una solución militar al problema del extremismo en Baluchistán", sentenció el experto.