En particular, los alto el fuego discutidos sólo afectan ámbitos en los que Ucrania ha infligido daños significativos al país invasor, en concreto, la flota rusa del mar Negro y el sector energético.
Vitali Portnikov, destacado periodista y comentarista político ucraniano, resumió la situación: "Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia siguen sin tener un impacto real en la guerra".
Acusó a los dirigentes rusos de burlarse del presidente estadounidense, Donald Trump, al imponer constantemente nuevas condiciones para una prohibición mutua temporal de ataques en el mar Negro y contra la infraestructura energética.
"No es un acuerdo justo. Los ucranianos no sacan nada de él", dijo Serguí Sternenko, conocido bloguero de Odesa que ayuda a suministrar drones al Ejército ucraniano, al argumentar que los acuerdos simplemente “desatan las manos al agresor”.
"Los rusos seguirán atacándonos con misiles y drones tan implacablemente como antes", añadió, y acusó a Estados Unidos de ayudar a Rusia a evitar una derrota decisiva en el mar Negro y proteger sus refinerías de petróleo.
El Mar Negro, el éxito de Ucrania
La derrota de la flota rusa del mar Negro es el éxito más evidente de Ucrania en la guerra, declaró a EFE Andrí Klimenko, del Instituto de Estudios Estratégicos del Mar Negro.
Klimenko destacó que Ucrania ha dañado 22 buques militares rusos y destruido 20, obligando a la flota a abandonar sus operaciones cerca del territorio ucraniano.
En consecuencia, a pesar de la retirada de Rusia del acuerdo del grano respaldado por la ONU en 2023 y de sus continuos ataques contra puertos ucranianos y la infraestructura cerealista, Ucrania ha logrado reanudar y ampliar las exportaciones marítimas de grano y otras mercancías.
También hizo hincapié en que los acuerdos de Arabia Saudí no reflejan la asimetría de las acciones por parte de Ucrania y Rusia: Ucrania nunca ha atacado barcos civiles rusos, mientras que Rusia persiste en su intento de estrangular el comercio marítimo ucraniano -vital para la economía del país invadido-, ya sea militarmente o al introducir férreos controles dentro del alto el fuego.
Energía: un alto el fuego que beneficia a Rusia
Aunque Rusia ha dañado una parte importante de la infraestructura energética de Ucrania, no ha conseguido hacerla colapsar. Mientras tanto, Ucrania ha atacado el sector energético ruso con creciente eficacia, con el objetivo de trastocar los recursos financieros de Moscú y crear desafíos logísticos para su ejército.
Sólo los daños directos de los ataques ucranianos a las refinerías y depósitos de petróleo rusos en los últimos seis meses ascienden al menos a 658 millones de dólares (610 millones de euros), según las estimaciones conjuntas de la plataforma analítica ucraniana Frontelligence Insight y Radio Liberty.
Aunque estos ataques no han asestado un golpe demoledor a la economía rusa, su impacto está a punto de agravarse, afirman los analistas, ya que Ucrania ataca equipos especializados que son costosos y difíciles de sustituir bajo las sanciones occidentales.
Los analistas sostienen que el alto el fuego propuesto en este ámbito beneficia desproporcionadamente a Rusia, al permitirle estabilizar su maltrecho sector energético.
Diferencias fundamentales
Algunas voces ucranianas, como el exministro de Economía Timofí Milovanov, aún esperan que estos acuerdos puedan suponer un lento paso hacia la paz. Ucrania busca detener los ataques rusos contra Odesa, indicó también en X Dmitró Litvin, asesor de comunicación del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.
No obstante, expertos militares advierten de que los dos altos el fuego propuestos -que abarcan el mar Negro y el sector energético- serían difíciles de aplicar. Y, lo que es crucial, Rusia busca negociar un acuerdo a largo plazo mientras sigue aterrorizando a Ucrania y atacando en la línea del frente para debilitarla y apoderarse de más territorio, explicó Vitali Portnikov.
Esto choca con la estrategia de Trump de detener primero las hostilidades y buscar luego una resolución más amplia, aunque esto último se prolongue durante meses o años.
La determinación de Rusia de prolongar el conflicto es demasiado evidente incluso para que Trump la ignore, señala el periodista.
El presidente estadounidense podría persistir, dejando que Rusia dicte los términos y pareciendo cada vez más débil. O podría finalmente cambiar de rumbo, subraya Portnikov, e intensificar las sanciones y el apoyo militar a Ucrania para obligar a Moscú a hacer concesiones sustanciales.