"Por el momento, no estamos en una posición en la que queramos hacer nada que intensifique estas guerras comerciales", declaró Reeves a la cadena Sky News sobre esos aranceles que entran en vigor el 2 de abril.
"Las guerras comerciales no benefician a nadie. Acabarán en precios más altos para los consumidores, impulsando la inflación después de tanto esfuerzo para controlarla, y al mismo tiempo dificultarán la exportación de las empresas británicas", agregó.
Subrayó que el objetivo del Gobierno laborista británico es asegurar una "mejor relación comercial" con EE.UU., si bien reconoció que la próxima semana será "importante".
En otras declaraciones a Radio Times, Reeves señaló que el libre comercio es "beneficioso para ambos países" y que "un millón de británicos trabaja para empresas estadounidenses. Un millón de estadounidenses trabaja para empresas británicas. Nuestras dos economías están estrechamente entrelazadas".
Aproximadamente cuatro de cada cinco vehículos fabricados en el Reino Unido se exportan.
La Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Automóviles indica que EE.UU. es el segundo mercado de exportación, después de la Unión Europea (UE), para los coches fabricados en el Reino Unido.
Alrededor del 16,9 % de las exportaciones de coches del Reino Unido se destinaron a EE.UU. el año pasado.