El papa Francisco, que ha estado ausente en todos los ritos de la Semana Santa al seguir convaleciente tras su hospialización, apareció en el balcón de la logia central de la fachada de la basílica de San Pedro para la bendición Urbi et Orbi, pero debido a sus problemas respiratorios delegó la lectura del mensaje en el que tradicionalmente hace mención de los conflictos y males del mundo.
"La paz tampoco es posible sin un verdadero desarme. La exigencia que cada pueblo tiene de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera general al rearme", aseveró Francisco.