Una vez descontado el pago de intereses de deuda, los números negros de las finanzas griegas quedan en el 1,3 % de Producto Interior Bruto.
Ese superávit primario de 11.400 millones de euros es muy superior a los 4.500 de 2023, cuando el país tuvo un déficit del 1,4 %.
El dato de cierre ha sido mucho más positivo de lo calculado a finales de año, cuando la previsión fue que el superávit antes del pago de deuda supusiera sólo el 2,4 % del PIB.
La deuda pública llegó en 2024 al 153,6 % del PIB, una reducción del 6 % respecto al dato de 2024.
Los medios locales señalan que esa mejora permitirá al Gobierno conservador aprobar medidas de apoyo como un aumento de las pensiones más bajas o ayudas para el pago del alquiler.
Grecia se situó en 2024 el penúltimo puesto entre los 27 países de la Unión Europea (UE), sólo delante de Bulgaria, en cuanto a poder adquisitivo de sus ciudadanos, según datos publicados de la agencia de estadísticas europeas, Eurostat.
La economía Grecia estuvo en el año 2010 al borde de la bancarrota y tuvo que ser rescatada por la Unión Europea y por el Fondo Monetario Internacional a cambio de un estricto programas de medidas de austeridad y ahorro que supusieron un enorme sacrificio para la población.