Ambos expertos sostienen, en una entrevista con EFE, que, en lugar de una estrategia estructural, el país solo aplica políticas de control de fronteras, mientras deja sin respuesta el reto de incorporar de forma "justa y estable" a una población migrante que será clave en la configuración demográfica, laboral y social de las próximas décadas.
"No es que vayan a pasar por aquí y marcharse, van a ser nuestros vecinos y de hecho, ya lo son", señala Aierdi, director de la fundación Begirune, dedicada a la cooperación y la investigación sobre las migraciones.
"Hablar de natalidad o del reto demográfico sin abordar las condiciones laborales, de vivienda o de acceso a derechos sociales es simplemente irresponsable", añade Ruiz Balzola.
Desde la fundación Begirune, ambos doctores analizan los procesos migratorios y advierten de que el discurso político y mediático actual se aleja del rigor necesario para gestionar un fenómeno que ya es estructural.
"No podemos pretender que la inmigración solucione nuestros problemas sin nosotros implicarnos en resolver los suyos también", afirma Ruiz Balzola.
Una de las críticas centrales que formulan es que España, al igual que el conjunto de la Unión Europea, ha sustituido políticas migratorias por políticas de control fronterizo.
"No hay un diseño legal de entrada ordenada", indica Aierdi, quien considera necesario "un modelo de integración legal, laboral y educativa".
Pese a este déficit estructural, ambos reconocen que en algunos aspectos España ha sido históricamente un modelo más integrador que otros países europeos. "Se llegó a hablar de la 'excepción española'", recuerda Aierdi.
Con todo, los desafíos son comunes en todas la s regiones: envejecimiento poblacional, necesidad de mano de obra en sectores clave, y una integración que no puede dejarse al azar. Aierdi explica que "hay muy poca política migratoria como tal, y la que hay está muy fragmentada".
En este contexto, ambos reclaman que la escuela asuma un papel activo en la integración de la población recién llegada, que se aborde con urgencia la regulación del mercado de trabajo y se garanticen condiciones de vivienda dignas.
"De lo contrario, dentro de 30 o 40 años tendremos una juventud sin acceso real a la integración social", advierten los investigadores.
"Hay países en los que basta con mirar el tono de piel para saber quién trabaja en qué", anota Ruiz Balzola, y "esa imagen no es deseable para nadie", concluiye.
En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), hay 49.077.984 habitantes a 1 de enero de 2025, de los que 6,8 millones son extranjeros. Las principales nacionalidades de los inmigrantes son la colombiana, la venezolana y la marroquí. A estas cifras habría que añadir las personas que no están registradas.