Doce días de guerra entre Israel e Irán: tregua, dudas y certezas

Daños en el interior de una vivienda tras un reciente ataque aéreo israelí en Teherán, Irán, durante un alto el fuego mediado por Estados Unidos entre Irán e Israel que comenzó el 24 de junio. ABEDIN TAHERKENAREH

JERUSALÉN. La recién bautizada como “Guerra de los doce días” entre Israel e Irán terminó abruptamente a primera hora del 24 de junio con un alto el fuego cuyas condiciones aún se desconocen. Tras de sí quedan cientos de muertos (la mayoría en la república islámica) y más incógnitas que certezas respecto a qué ha supuesto el conflicto para ambas potencias.

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La principal motivación de Israel para lanzarse a la guerra, destruir las capacidades nucleares iraníes, es la primera sometida a debate: mientras el Ejército israelí aseguraba este miércoles haber atrasado “años” el desarrollo nuclear de la república islámica, informes cruzados de la inteligencia del Estado hebreo o la de EE.UU. contienen ese optimismo y llevan a “meses” la estimación.

“Hay demasiada euforia en Israel. Muchas cosas siguen siendo una incógnita”, comenta en un intercambio de mensajes el analista israelí Michael Milshtein. En su columna del martes para el diario Yediot Ahronot no dudaba en calificar de “exitosa” la campaña de Israel contra la república islámica, pero incidía: “Es demasiado pronto para sacar conclusiones de esta guerra”.

Inmigrantes judíos que hacen aliá (inmigración a Israel) reciben banderas israelíes en miniatura al desembarcar de un avión de la aerolínea israelí El Al después de su llegada al aeropuerto Ben Gurion hoy.

¿Ha frenado Israel el desarrollo nuclear de Irán?

El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, comparecía por primera vez tras entrar en vigor el alto el fuego en la noche del martes para asegurar que el Ejército había “relegado al olvido” el proyecto nuclear iraní.

“¡Las instalaciones nucleares de Irán están completamente destruidas!”, escribió el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la red Truth Social para responder las informaciones de la CNN y The New York Times, según las cuales un informe preliminar de la inteligencia estadounidense reduce a “meses” el atraso al programa nuclear iraní.

Trump y Netanyahu sostienen que sus ataques a las plantas nucleares de Isfahán, Natanz y la ultraprotegida Fordó retrasaron años el enriquecimiento de uranio en Irán.

Esta combinación de imágenes creada usando imágenes satelitales publicadas por Maxar Technologies muestra la instalación de enriquecimiento nuclear de Isfahán de Irán el 16 de junio de 2025 (arriba), y la instalación de enriquecimiento nuclear de Isfahán de Irán en el centro de Irán después de los ataques estadounidenses el 22 de junio de 2025.

“¿Afectado? Sí. Pero yo creo que meses”, dice a EFE el iranólogo y profesor de la Universidad Allame Tabatabaí en Teherán Raffaele Mauriello. Días antes, con la guerra aún en activo, ya aseguraba que Israel carece de las capacidades técnicas para destruir el programa nuclear.

“Irán ya llega al 60 % de enriquecimiento del uranio. La bomba es al 90 %. Lo que Israel puede hacer es retrasarlo: dos semanas, tres, un mes, cuatro meses. Pero no puede eliminar el programa nuclear iraní”, comentaba entonces, destacando que la república islámica es prácticamente autárquica en su desarrollo nuclear y militar.

La Agencia para la Energía Atómica iraní anunció el martes que el país persa está listo para reanudar el enriquecimiento de uranio en el marco de su programa nuclear.

La retórica del cambio de régimen en Irán, abandonada

Durante los primeros días de la guerra el Gobierno israelí y el propio Trump cargaron sus discursos con alusiones a que el pueblo de Irán se levantara, amenazas directas al ayatolá, Ali Jameneí, o anuncios de ataques contra los símbolos del régimen, dando un trasfondo político a una ofensiva cuyos objetivos explícitos eran sólo militares.

“Nuestro objetivo no es el cambio de régimen, pero esa puede ser la consecuencia”, decía en una comparecencia ante los medios el portavoz del Gobierno israelí David Mencer el 21 de junio.

Un cartel que representa al presidente estadounidense Donald Trump postrándose ante el ayatolá iraní Ali Kamenei cuelga en un suburbio del sur de Beirut.

Concluida la guerra, el cambio político en Irán con el que jugaba la retórica israelí ha quedado en el olvido.

“Las posibilidades son escasas”, explica al teléfono el investigador especializado en Irán de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Menahem Merhavy. “El régimen iraní tiene un problema de legitimidad, pero no es tan duro. No es tan horrible como para que los iraníes cooperen con un agente externo para que tumbe el Gobierno”, añade.

Del lado iraní, Mauriello destaca que la guerra ha producido un efecto ‘rally ‘round the flag’ (“marchar en torno a la bandera”, utilizado en ciencia política), una profunda cohesión nacional basada en el rechazo a los ataques israelíes, incluso entre quienes reniegan del régimen.

Un alto el fuego caro y bajo términos desconocidos

A falta de los costes y beneficios políticos de la ofensiva, el profesor de Economía de la Universidad Hebrea Esteban Klor explica a EFE los económicos: los primeros diez días de guerra le costaron a Israel 20 billones de séqueles (5.011 millones de euros).

Una persona se encuentra cerca del lugar donde un misil iraní impactó una zona residencial el 24 de junio en Beer Sheva, al sur de Israel, durante un alto el fuego mediado por Estados Unidos entre Irán e Israel. El Magen David Adom (MDA), el servicio nacional de emergencias de Israel, reportó al menos 28 muertos y cientos de heridos en ataques de represalia iraníes desde que Israel inició su ofensiva en Irán el 13 de junio, contra instalaciones nucleares, militares y energéticas.

“Es casi un 1,5 % del PIB. Ese es un coste muy, muy alto. Y ese número no tiene en cuenta el coste alternativo de haber cerrado gran parte de la economía”, afirma sobre este cálculo, elaborado por la revista económica israelí Calcalist.

Los cálculos para Irán son más complicados, explica Mauriello, quien reitera en varias ocasiones la opacidad de la información respecto a la economía nacional: “La situación económica no era buena, era problemática”, añade sobre un país sometido a sanciones internacionales y desconectado del sistema global.

Doce días de intercambios de bombardeos y cientos de muertos después (610 en la república islámica, sin contar a los militares, y 28 en el Estado hebreo), Israel e Irán transitan un alto el fuego del que no se sabe nada: ni términos, ni concesiones.

Sólo que fue propuesto por Estados Unidos en coordinación con Catar.

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