Los socialdemócratas alemanes aún se duelen del mal resultado de las elecciones generales del pasado mes de febrero, en las que lograron un 16,4 % de los votos, por detrás de AfD (20,8%) y del bloque conservador del ahora canciller Friedrich Merz (28,5 %).
Pero en el último día del congreso celebrado en Berlín no había malestar, sino unanimidad frente a la ultraderecha.
Tras algo más de dos horas que duró el debate de la moción propuesta por la dirección, la iniciativa se aprobó entre aplausos de los delegados.
Muchos de ellos se pusieron de pie al impulsar una iniciativa que llevará a que un grupo de trabajo del SPD estudie las perspectivas de éxito de un posible proceso de prohibición de AfD, algo que ha de iniciar en último termino el Gobierno, la Cámara Alta o la Cámara Baja del Parlamento.
Algunos observadores políticos alemanes señalaron que el acuerdo mayoritario entre los socialdemócratas sobre esta cuestión sirve para calmar los ánimos en un SPD en el que fue reelegido el viernes copresidente con un 64,9 % de los votos el vicecanciller y ministro de Finanzas, Lars Klingbeil.
Ese porcentaje contrasta con el 95 % que respaldó a la elegida el viernes copresidenta, Bärbel Bas, responsable de Trabajo y Asuntos Sociales.
Decisiones difíciles y descontento
Todavía este domingo se veía obligado Klingbeil a explicar que el del viernes fue "un resultado difícil" para él, que representaba "la factura por el camino emprendido" tras la derrota electoral de los comicios legislativos de febrero.
"He tomado decisiones difíciles y tenía claro que no todos los delegados reunidos aquí estaban felices", reconocía Klingbeil en declaraciones a la televisión 'Phoenix'.
Según explicó a EFE Olaf Boehnke, analista de la consultora Rasmussen Global, en el SPD no sentó bien que Klingbeil se haya "deshecho" de Saskia Esken, copresidenta del SPD desde 2019 y sustituida el viernes por Bas antes de ser despedida el sábado en el congreso por sus compañeros de partido.
Para él, tampoco fue del gusto de muchos en el SPD que, tras la derrota electoral en las generales, Klingbeil se hiciera con el control del Grupo Parlamentario en detrimento de Rolf Müntzenich, uno de los firmantes de un manifiesto pacifista de los críticos con la política de rearme en la que participan los socialdemócratas en el Gobierno de Merz.
Klingbeil, el criticado
"Todo esto ha dejado en el partido una sensación de malestar con él, una mezcla de crítica interna por cómo ha construido su poder en el partido y por sus posiciones políticas", adujo Boehnke.
Este domingo, sin embargo, Klingbeil fue de los aplaudidos tras participar en el debate sobre la moción contra AfD.
"Hay que volver a sacar a esta gente del Parlamento, no deben estar ahí, hay que combatir a los ultraderechistas, esa es la tarea que tenemos", afirmó el copresidente del SPD desde la tribuna antes de la votación, donde defendió que tomar medidas legales como un eventual proceso de prohibición contra AfD forma parte de la lucha contra el extremismo de derechas.
"Les digo que en el momento en que la Oficina para la Protección de la Constitución diga que se trata de un partido de extrema derecha confirmado, no puede haber más táctica, no puede haber más discusión", añadió.
Unidad en el SPD contra AfD
En varios estados federados de Alemania, secciones regionales de AfD ya figuran como "caso seguro de extremismo de derechas".
Además de Klingbeil, intervinieron este domingo numerosas figuras de la política local y regional del SPD, que coincidieron en señalar antes de la aprobación de la moción la "amenaza" para la democracia liberal que, según ellos, representa AfD.
Tras un congreso de tres días en el que la autoridad de Klingbeil se mantiene, aunque un tercio de los delegados del partido demostró no estar con él, la oposición a AfD sirvió para encontrar algo de unidad entre los socialdemócratas.