Según el citado medio, la fuerza taiwanesa habría operado en los últimos años haciéndose pasar por diversos grupos de ‘hackers’ y empleando técnicas como el escaneo de vulnerabilidades, el descifrado por fuerza bruta de contraseñas y el envío de correos de suplantación de identidad.
Esas acciones, de acuerdo con el reporte, perseguían la infiltración de sistemas en China, Hong Kong y Macao para extraer información considerada de importancia.
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CCTV citó a Du Zhenhua, ingeniero del Centro Nacional de Respuesta a Emergencias de Virus Informáticos, quien describió al grupo como una “cuarta rama de las Fuerzas Armadas” de la isla.
De acuerdo con la explicación del ingeniero, el cometido de los atacantes sería coordinar capacidades técnicas del ámbito militar, de la administración y de entidades civiles con el foco puesto en operaciones en línea contra China.
Du señaló que las actividades atribuidas a esa estructura incluirían intentos de obtención de datos y de inteligencia. También afirmó que, en determinados casos, el grupo habría actuado en coordinación con “fuerzas antichinas en Estados Unidos” para impulsar campañas de influencia en la opinión pública china.
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La información de CCTV no detalló casos concretos ni enumeró los sistemas afectados, aunque insistió en que el operativo descrito se sustenta en métodos comunes en la delincuencia informática, como la explotación de fallos de seguridad y campañas de ‘phishing’ para obtener credenciales.
El pasado junio, la Oficina de Seguridad Pública de la ciudad china de Cantón (sureste) ofreció recompensas a quienes colaboraran en la captura de más de veinte personas supuestamente vinculadas a esta entidad taiwanesa, a la que acusó de estar detrás de los ciberataques contra una compañía tecnológica china.
El Comando de Fuerza de Información, Comunicaciones y Electrónica de Taiwán aseguró entonces que las acusaciones chinas “carecían de fundamento”, puesto que su trabajo consiste en “salvaguardar la información de defensa y garantizar la seguridad de la red” en la isla.
Las autoridades de Pekín siempre han visto a Taiwán como una “parte inalienable” del territorio chino y no han descartado el uso de la fuerza para concretar la “reunificación” de la isla y el continente, uno de los objetivos a largo plazo trazados por el presidente chino, Xi Jinping, tras su llegada al poder en 2012.