La misa fue oficiada por el patriarca de Lisboa, Rui Valério, en la iglesia de São Domingos, en el centro de la ciudad y cerca de donde se produjo el descarrilamiento del funicular de Gloria.
En su sermón, Valério destacó que entre "el hombre y la máquina siempre ha existido una relación de confianza".
"Y por eso él se dejó transportar por ellas, por las máquinas, y con ellas trabajó sus campos y las usó para operaciones complejas, pero ayer la máquina nos traicionó a todos, no solo a quienes se subieron a ese ascensor", apuntó el religioso.
Valério agregó que el miércoles quedó patente una revelación sobre la vida de todos: "¿Puedo estar allí aquí? ¿Dónde estamos? En cualquier lugar", reflexionó.
En la misa estuvieron presentes varios ministro del Gobierno de Montenegro, como el de Exteriores, Palo Rangel, o la de Energía y Medioambiente, Maria da Graça Carvalho.
También acudió el alcalde de Lisboa, Carlos Moedas, que estuvo sentado entre Rebelo de Sousa y Montenegro.
Los fallecidos en el accidente son cinco portugueses y otras personas de hasta seis nacionalidades, como la alemana, la estadounidense o la surcoreana.
Entre los 23 heridos, hay portugueses y nacionales de hasta nueve países, como España. Los dos españoles fueron dados de alta anoche del hospital.