"Se trata del contrato de mayor volumen y más largo plazo que nuestro país ha firmado jamás con un proveedor occidental", informó en un comunicado Péter Szijjártó, ministro de Exteriores de Hungría, un país que compra de Rusia casi el 90 % del gas que usa.
En la nota no se informa del importe económico de la operación.
Tras entrevistarse en la ciudad italiana de Milán con Bob Kijkuit, vicepresidente de Shell para el comercio en Europa y África, Szijjártó aseguró que el contrato hará posible "sumar nuevas fuentes de energía a las ya existentes".
El consumo anual de gas de Hungría es de 8.500 millones de metros cúbicos, por lo que los 2.000 que adquirirá de Shell en un periodo de diez años supone una pequeña cantidad de la demanda total.
"Para nosotros, la diversificación no significa renunciar a las fuentes y rutas ya existentes, sino, por el contrario, añadir nuevas", subrayó Szijjártó.
El primer ministro húngaro, el ultranacionalista Viktor Orbán, es el mejor aliado de Rusia en la Unión Europea (UE) y es frecuentemente criticado por sus socios comunitarios y de la OTAN de no haber dado pasos suficientes para independizarse del gas y crudo rusos.
Los medios locales no controlados por el Gobierno, como el portal 444.hu, han señalado hoy, antes del anuncio del ministro, que esta operación es sólo un mensaje para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien promueve acabar con la compra de fuentes de energía de Rusia.
Orbán fue el único líder comunitario que apoyó a Trump ya en su campaña electoral de 2016.
Hungría, junto a Eslovaquia, se oponen categóricamente a la estrategia de la Comisión Europea para eliminar hasta 2027 la compra de gas y petróleo ruso y el mismo Szijjártó informó en junio de que los dos países han bloqueado esa iniciativa.