Ayudados por mercenarios procedentes de Colombia, Sudán del Sur o Chad -como denuncia el Gobierno sudanés controlado por la cúpula militar-, las FAR se hicieron con la capital del estado de Darfur Norte y consolidaron su poder en esta vasta región del oeste de Sudán en la que los paramilitares tienen una amplia experiencia sobre el terreno.
La dominación de Al Fasher abre una serie de interrogantes sobre el futuro de la guerra y de Sudán en sí mismo, ya que el país africano ahora está militarmente dividido en oeste, con las FAR, y en este, donde el Ejército mantiene sus focos de fuerza tras "liberar" la capital, Jartum, a finales de marzo pasado.
Antes de la independencia de Sudán del Sur en 2011, Sudán era el país más grande de toda África por extensión. Ahora es el tercero, solo por detrás de Argelia y República Democrática del Congo, pero varios analistas han augurado que la caída total de Darfur podría acompañar una nueva fragmentación de la nación africana.
El conflicto ha sido una constante durante décadas en esta región, donde conviven -o tratan de convivir- una miríada de grupos étnicos sedentarios africanos como los fur, los fundadores históricos de Darfur (Casa de los fur, en árabe), y de árabes nómadas como los rizeigat, la tribu a la que pertenece el líder de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti.
Y es que las FAR, compuestas por tribus árabes, provienen de las milicias "janjaweed' que lideraron el genocidio de Darfur a principios de siglo en favor del régimen del exdictador Omar al Bashir contra la resistencia de los clanes africanos que luchaban contra la marginalización y opresión por parte del Gobierno central.
Pero el grupo paramilitar se rebeló contra Jartum el 15 de abril de 2023, dando así inicio a la guerra en Sudán, y desde entonces se ha empeñado en dominar Darfur e incluso ha declarado desde ahí un Gobierno paralelo con sede en la ciudad de Nyala, desde donde hoy las FAR han difundido vídeos de ciudadanos festejando la caída de Al Fasher.
Al Fasher fue la capital del Sultanato de Darfur a finales del siglo XVII, cuando el sultán Abdelrahmán al Rashid desarrolló la ciudad alrededor de su palacio y la convirtió en uno de los centros de rutas de caravanas comerciales que conectaban la región con países vecinos como Libia, Chad o Egipto.
A su privilegiada posición geográfica se suma que Darfur es una región muy rica en recursos naturales, como minerales y tierras de cultivo.
De hecho, es una de las regiones con más reservas de oro, una de las fuentes de financiación más importantes para los paramilitares de las FAR y el recurso que ha convertido a Hemedti en el hombre más rico de todo Sudán, junto a su cúpula.
El control de Al Fasher permite expandir y reabrir rutas logísticas para suministros y combustible, también con otros países, pero también es una carta de legitimidad política para las FAR, que se han convertido en la autoridad de facto de Darfur, aunque el Gobierno sudanés y otros países se niegan a reconocerlo.
Egipto, uno de los principales garantes del Ejército sudanés, ha pedido en numerosas ocasiones el levantamiento del asedio impuesto en Al Fasher en mayo de 2024, consciente de las repercusiones que tendría su caída y tras rechazar reiteradamente cualquier proceso que ponga en riesgo la integridad territorial de su vecino sureño.
Según datos de Naciones Unidas, más de un millón de personas han huido de Al Fasher desde el inicio de la guerra entre el Ejército y las FAR en abril de 2023 y miles de personas están atrapadas "en medio de bombardeos indiscriminados, violencia sexual y ataques contra grupos étnicos".
La organización declaró incluso la hambruna en la sitiada ciudad y denunció que hay informes que indican que los civiles "recurren al alimento animal para sobrevivir", de acuerdo con un comunicado publicado a principios de este mes.
La situación de Al Fasher, sin embargo, es un reflejo de un país en el que ni siquiera se sabe cuántas personas han muerto en dos años y medio de guerra -hay estimaciones que apuntan a más de 150.000- y en el que la mitad de la población se enfrenta a una inseguridad alimentaria grave.