La información, facilitada por las autoridades sanitarias danesas al programa público neerlandés Nieuwsuur, confirma que Países Bajos ha recibido en los últimos años más de un centenar de Alertas Rápidas sobre donantes cuyo semen presentaba mutaciones hereditarias con posibles consecuencias para sus hijos biológicos.
Solo en 2025, la Inspección de Salud y Juventud neerlandesa (IGJ) ha bloqueado ya a 18 donantes procedentes de Dinamarca, aunque no aclara cuántas mujeres y niños han podido verse afectados ni si todos han sido informados. Tampoco aclara de qué tipo de trastornos se trata.
El uso de semen de donantes daneses es una práctica extendida en Países Bajos, donde dos tercios de las concepciones por donación utilizan material procedente de bancos de Dinamarca. La mayoría de las usuarias son parejas lesbianas o madres solteras, que encargan el semen en plataformas digitales comerciales y lo reciben a través de clínicas neerlandesas.
La preocupación se intensificó tras el caso de “Kjeld”, el alias de un donante anónimo danés cuya mutación genética grave no fue detectada a tiempo y expuso a decenas de niños a un riesgo elevado de cáncer. Este donante ha engendrado al menos 197 hijos en distintos países europeos, casi el triple de los 67 casos que los médicos habían revelado a principios de este año, y al menos diez niños concebidos con su esperma ya han desarrollado cáncer.
El escándalo destapó fallos de comunicación de las autoridades danesas para rastrear e informar a las familias afectadas, puesto que en España (35), Bélgica (53) y Dinamarca (99) se concibieron niños con este donante.
Esto está muy por encima de las restricciones nacionales: España establece un máximo legal de seis niños por donante; Dinamarca recomienda un máximo de 25; Bélgica permite donar a un máximo de seis mujeres, pero las autoridades danesas insisten en que corresponde a los bancos de esperma cumplir esos límites.
La Fundación Donorkind, que representa a personas nacidas por donación, afirma desconocer hasta ahora la magnitud del problema y teme que numerosos padres y niños no hayan sido identificados ni sometidos a pruebas genéticas.
“No lo sabíamos. Las clínicas son muy herméticas al respeto”, lamentó su portavoz, Ties van der Meer, que pide una supervisión más estricta y la suspensión temporal del uso de semen extranjero.
Entre los riesgos detectados, se incluyen sordera, ceguera, malformaciones óseas graves, enfermedades metabólicas, autoinmunes y síndromes que pueden causar discapacidades múltiples.
La secretaria de Estado neerlandesa de Prevención y Juventud, Judith Tielen, insistió hoy en que la IGJ supervisa las notificaciones de donantes de riesgo y mantiene consultas con varias partes para “reducir los efectos negativos del uso de esperma extranjero”.
También anunció que el Gobierno prevé informar al Parlamento sobre posibles medidas en el primer trimestre de 2026, y que está dispuesta a negociar a nivel europeo restricciones comunes a los donantes.