La investigación registra impactos sobre más de 96 especies, y se concentran en aves (29,4 % de los casos), seguidas por mamíferos y peces (17,6 % cada uno) y reptiles (11,8 %).
De acuerdo a la WWF, Ecuador es uno de los países más biodiversos del planeta, que enfrenta "una crisis que avanza de manera silenciosa: la contaminación plástica".
"Latinoamérica y el Caribe es la región con la mayor pérdida de biodiversidad del mundo: un 95 % en los últimos 50 años. La contaminación plástica acelera esta caída", dijo María Rivadeneira, Gerente de Políticas y Gobernanza de WWF-Ecuador.
El estudio, realizado junto a la Universidad San Francisco de Quito, "revela que ningún ecosistema ecuatoriano está libre de contaminación plástica", subrayó la WWF al anotar que los residuos plásticos degradan hábitats esenciales, amenazan a especies vulnerables y debilitan servicios ecosistémicos claves como la pesca, la purificación del agua y la fertilidad del suelo.
Los puntos críticos de contaminación se concentran especialmente en las provincias de Guayas, Manabí, Esmeraldas y El Oro, así como en ciudades con infraestructura limitada de gestión de residuos.
Entre los ecosistemas más impactados están los costeros y marinos, donde la pesca y el turismo generan altos niveles de desechos. Mientras que los sistemas urbanos actúan como corredores que transportan microplásticos hacia ríos y manglares.
En la Sierra y Amazonía, los microplásticos alteran comunidades microbianas, afectan la calidad del agua y se incorporan a suelos agrícolas y canales de riego.
En manglares, estuarios y ríos amazónicos, los residuos se acumulan en zonas de pesca y tránsito, afectando las cadenas alimentarias locales.
En el archipiélago de Galápagos, situado a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas, el ingreso constante de plásticos y el aumento del turismo presionan la infraestructura insular y elevan los costos de manejo, según el estudio.
Un estudio en 2022 reveló que "más de 16.000 toneladas de residuos plásticos terminan cada año en nuestros ríos y océanos. Hoy, este estudio confirma la situación", anotó Andrés Silva, Oficial de Economía Circular de WWF-Ecuador.
Pese a que Ecuador cuenta con un marco normativo avanzado, incluyendo la Ley de Plásticos de un Solo Uso, la Ley de Economía Circular Inclusiva y la Hoja de Ruta de Acción por los Plásticos, el estudio advierte de brechas entre la regulación y su implementación.
Para ello, propone cinco líneas de acción: reducir el plástico en la fuente; fortalecer el marco regulatorio y su aplicación, e intervenir las zonas críticas identificadas, donde confluyen altos niveles de residuos y áreas de alta sensibilidad ecológica.
Además, implementar un sistema nacional de monitoreo de plásticos, combinando ciencia, monitoreo comunitario y ciencia ciudadana e impulsar alianzas público-privadas-comunitarias para escalar soluciones de economía circular, restauración ecológica e innovación tecnológica.
"La contaminación por plástico afecta tanto a la biodiversidad como a la seguridad alimentaria, la salud de las personas y los medios de vida locales", resaltó Rivadeneira.