El primer ataque con drones contra un petrolero en el mar Mediterráneo, reportado el por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) a los medios locales el viernes, marca un nuevo capítulo en el esfuerzo por obstaculizar las operaciones de cientos de barcos de propiedad opaca que continúan transportando petróleo ruso a China, India y otros compradores a pesar de las sanciones de la UE y los países del G7.
"Esto demuestra que los riesgos para las exportaciones de petróleo ruso no se limitan a una región y que prácticamente no quedan rutas seguras para transportar petróleo sancionado", declaró a EFE Maxim Gardus, de Razom We Stand, una ONG ucraniana centrada en las exportaciones energéticas rusas.
Por ahora no se puede verificar de forma independiente el alcance de los desperfectos en el buque 'Qendil', con bandera de Omán, que según fuentes del SBU sufrió "daños críticos" mientras navegaba por aguas internacionales a unos 2.000 kilómetros de Ucrania.
Sigue sin estar claro cómo llevó a cabo Ucrania exactamente el ataque, en el que se emplearon drones aéreos, en lugar de drones marítimos, según el vídeo compartido por el SBU con el medio RBC-Ucrania.
Los ataques contra los petroleros forman parte de la estrategia de Ucrania de centrarse en la industria rusa de los hidrocarburos, la principal fuente de ingresos del Gobierno de Moscú. con refinerías, terminales y oleoductos entre los objetivos de los ataques intensificados en los últimos meses.
Una plataforma de extracción de petróleo en el mar Caspio, propiedad de la empresa sancionada Lukoil, fue atacada por drones el viernes, según informaron este sábado las Fuerzas de Operaciones Especiales de Ucrania.
Sin embargo, Ucrania espera que el ataque, que sigue a los llevados a cabo en las últimas semanas contra al menos tres petroleros en el mar Negro, eleve los costes asociados al transporte del crudo ruso.
"Cada nuevo ataque aumenta la prima de riesgo y hace menos predecibles las entregas de exportación", señaló Gardus.
Según 'The Insider', un medio de investigación con sede en Letonia, algunos petroleros evitan ahora la ruta más corta a través del mar Negro para viajar por la costa más alejada de Ucrania, lo que duplica la distancia que deben recorrer y los gastos de combustible.
Las primas de los seguros para los petroleros que operan en el mar Negro ya se han multiplicado por dos o por tres, y algunas compañías de seguros se han negado por completo a cubrir estos riesgos, señaló también Gardus.
"Para Rusia, esto supone costes adicionales, que se calculan en cientos de millones de dólares al año, así como complicaciones logísticas y retrasos en las entregas", subrayó Gardus.
Según Ucrania, los petroleros representan un objetivo legal debido a su papel en la elusión de las sanciones y la obtención de fondos para financiar la invasión rusa. Todos los petroleros atacados, incluido el que fue alcanzado en el Mediterráneo, estaban vacíos, lo que minimizó los riesgos ecológicos.
Gardus explica que Ucrania ha confiado durante mucho tiempo en "argumentos diplomáticos y éticos" para tratar de influir en los compradores de petróleo y gas rusos.
Si bien la caída de los precios del petróleo contribuyó a la disminución de los ingresos petroleros rusos, los volúmenes de exportación se han mantenido relativamente estables, debido a la aplicación imperfecta de las sanciones y a la negativa de algunos países a reducir sus compras de petróleo ruso.
Además de aumentar el coste de las exportaciones de petróleo ruso y reducir los ingresos que Rusia puede utilizar para financiar la guerra, los ataques ucranianos tienen como objetivo convencer a los compradores de petróleo ruso de que busquen alternativas más seguras.
"El riesgo de que la carga se retrase, sea redirigida, o no llegue en absoluto a su destino es cada vez más evidente", afirmó Gardus.
"Esto les está animando a pensar en diversificar el suministro y buscar fuentes alternativas de petróleo", subrayó.