La diferencia negativa entre los ingresos y los gastos del sector público brasileño, incluyendo los gobiernos central, regionales y municipales, así como las estatales, se ubicó en el acumulado de doce meses hasta noviembre dos décimas porcentuales por debajo del de octubre de este año, cuando el déficit fiscal equivalía al 8,15 % del PIB.
Por su parte, el déficit primario, usado como referencia por el Gobierno para medir la salud de sus cuentas y que no incluye los intereses de la deuda, subió desde el equivalente al 0,30 % del PIB en los últimos doce meses hasta octubre al 0,36 % del PIB en noviembre.
Para ese aumento contribuyó el resultado del mes de noviembre, en el que el saldo negativo consolidado fue de 101.637 millones de reales (unos 18.474 millones de dólares o 15.703 millones de euros), valor en un 24,7 % superior al de octubre de este año y en un 2,6 % mayor al de noviembre de 2024.
El organismo emisor informó igualmente que la deuda pública del país subió desde el equivalente al 78,4 % del PIB en octubre hasta el equivalente al 79,0 % del PIB en noviembre.
En el acumulado del año, la deuda pública de Brasil subió 2,7 puntos porcentuales, frente al 76,3 % del PIB a que equivalía en diciembre del año pasado.
En valores absolutos, la deuda pública de Brasil ascendía a 9,99 billones de reales (unos 1,82 billones de dólares) en noviembre.
El crecimiento de la deuda obedece a las altas tasas de intereses que pagan los títulos públicos del Gobierno.
El Banco Central mantiene la tasa básica de intereses de Brasil en el 15,0 % anual, su mayor nivel en las dos últimas décadas, en un intento de frenar la inflación.
El Gobierno atribuye al alto costo del dinero la actual desaceleración del crecimiento económico.
La mayor economía de América Latina creció el 3,4 % en 2024 y la última previsión del Gobierno es que esa tasa baje hasta el 2,4 % en 2025.