Denise* (nombre de pila) llora al teléfono. Le acaban de pasar el enlace de un medio de comunicación en que se ve a su hermano corriendo desnudo sobre la avenida Mariscal López. Se lo reenvió otra de sus hermanas, que está en Argentina.
Denise está en el Hospital Neuropsiquiátrico. Llegó desde Argentina, donde vive, cuando se enteró de que su hermano había perdido la noción de la realidad y se puso a correr desnudo, con todo el mundo filmándole con sus smartphones. Algunos hablaban de que pagó una apuesta, otros de que fue parte de una infidelidad, otros de que tenía una posible enfermedad mental. Incluso, se chismeó que fue un rito de iniciación masónica.
En los celulares de la familia, los videos no paran de llegar, contó Denise en conversación con este diario. La vergüenza y la tristeza siguen creciendo. Pero detrás de ese hombre hay una historia.
Su hermano, cuya identidad omitimos, es policía desde hace diez años y un mes. Prestaba hasta el pasado mes servicio en una caseta de la comisaría 16ª metropolitana del barrio San Pablo de Asunción. El 29 de agosto pasado sufrió de apendicitis y lo llevaron a operar al Hospital de Policía Rigoberto Caballero. Desde entonces, su vida cambió.
Después de la cirugía, el agente policial guardó reposo y debía volver a sus funciones este lunes 30 de setiembre. Sin embargo, el martes pasado su situación se complicó. “Se quedó medio desorientado, hablaba de cosas sin sentido. Empezó a actuar de forma violenta. Entonces, sus familiares pidieron una patrullera y le llevaron otra vez al Hospital de Policía”, contó otro de los hermanos del policía desde São Paulo, Brasil, donde vive.
El policía había quedado internado en el hospital, pero el miércoles por la mañana, en un momento en el que su esposa —que lo estaba cuidando— lo dejó a cargo de los médicos y funcionarios, el agente tomó sus cosas y salió del sitio corriendo.
A medida que dejaba la acera del hospital, arrojaba sus cosas en la calle y después, historia conocida. Filmado y burlado por casi todos.
La carrera se inició en el Hospital Rigoberto Caballero y se extendió hasta las adyacencias de la zona de los shoppings Villamorra y Mariscal, unos dos o tres kilómetros. Sus familiares denunciaron que fue maltratado porque los agentes de la comisaría 6ª, que lo detuvieron, lo esposaron como a un delincuente.
Después fue llevado nuevamente hasta el Hospital de Policía. Ese día, agentes de la comisaría 6ª habían dicho a ABC Color que el hombre fue detenido, entregado a sus familiares y que regresó a su casa, que estaba cerca de donde se hizo la captura. No quisieron revelar su identidad ni a dónde le llevaron.
Denise comentó que, después del hecho, su hermano recibió la burla de sus propios camaradas y que fue echado del grupo de WhatsApp a través del cual se comunicaba con sus compañeros.
Al día siguiente, el policía fue trasladado al Hospital Neuropsiquiátrico, donde le diagnosticaron, según sus familiares, esquizofrenia.
Denise contó que su hermano ya atravesó una situación similar años antes de ingresar al Instituto de Policía, cuando vivían en la Colonia Cleto Romero, Cordillera, de donde es oriunda la familia. Sin embargo, explicó que no tuvo problemas a la hora del examen psicológico para ser aceptado en las filas policiales.
Los familiares denunciaron que desde ese día ninguna autoridad de la Policía Nacional se acercó a saber cómo estaban ni qué necesitaban. Tampoco saben qué ocurrirá con el futuro de agente, quien sigue internado en el hospital. De momento, solo hacen frente no solo a las burlas sino también a la incertidumbre.
* Los nombres de los familiares que conversaron con ABC Color fueron omitidos para proteger la identidad del agente internado.