Una mejor estrategia pudo haber salvado más vidas

La consigna comunicacional “Quedate en casa” que lanzó el Gobierno en el 2020 fue una estrategia equivocada porque espantó a los pacientes de hospitales en vez de alentarlos a buscar la orientación de los médicos, dice el infectólogo Tomás Mateo Balmelli. Asegura que se pudieron haber salvado muchas más vidas si no se hubiesen encandilado con el estrellato.

El Dr.  Tomás Mateo Balmelli, destacado  infectólogo.
El Dr. Tomás Mateo Balmelli, destacado infectólogo.Archivo, ABC Color

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-Mateo Balmelli, un apellido conocido en el ambiente político...

-Mi hermano es Carlos Mateo Balmelli. Soy el menor de tres hermanos. Nuestro padre fue un inmigrante español, Tomás Mateo Pignataro. Vino de Valencia, a los 24 años después de la Guerra Civil Española. Vino con la hermana. Sentó cabeza acá. Fue docente de colegios secundarios y en la Universidad. Le gustaban los libros. Fue escritor. En vez de pelotas, a nosotros nos regalaban libros. Se casó con Mirian Balmelli Guggiari, mi madre. Ellos ya fallecieron. Nosotros somos sus raíces...

-¿Usted es infectólogo?

-Soy pediatra infectólogo. Jefe de Terapia Intensiva Pediátrica, jefe de Infectología en el Hospital de Clínicas, profesor en cuarto y sexto cursos de la Facultad de Medicina de la UNA, docente de post grado... Me especialicé en México. Estuve siete años en el extranjero...

-De ahí que lo buscan siempre para tener una opinión independiente sobre el tema covid...

-Tuve una participación muy activa desde el inicio de la pandemia tratando de orientar un poco.

-¿Lo llamó alguna vez el Gobierno para asesorar?

-No. Una vez me llamaron hace dos meses ya con el nuevo ministro (Julio Borba). Me llamaron a hacer una consulta sobre el uso del (medicamento) Remdesivir en el protocolo del manejo de pacientes, algo que está demostrado en el mundo entero. ¿Para eso me llaman?, pregunté. Me levanté y me fui...

-¿Una falta de respeto?

-Yo pienso que desde el inicio de la pandemia, el 10 de marzo, se tomaron decisiones muy precipitadas por desconocimiento de cómo se gestiona o se administra una pandemia. Tuvimos un encierro precoz con la excusa de fortalecer el sistema sanitario precario porque el sistema sanitario ya venía estresado por la epidemia del dengue del 2019. La cuarentena precoz que tenía que haber sido de 2 a 4 semanas se extendió. Posteriormente ya se sabe lo que ocurrió con los errores administrativos en la adquisición de insumos médicos. Primero se comenzó con los hisopos. El Ministerio de Salud quiso centralizar las pruebas en el laboratorio central sin abrir a los laboratorios privados que son los que hoy están a la vanguardia de los test de PCR...

-Después llegó el avión chino...

-El 18 de abril llega el famoso avión chino con la expectativa de todo el pueblo que esperaba equipos de bioseguridad y logística. Finalmente nos enteramos que el avión vino con solo el 40% de la carga, que la licitación fue amañada hasta que se rechazó la carga y se prolongó la cuarentena por falta de insumos. No hubo criterio epidemiológico para sostener una cuarentena estricta por tres meses cuando la circulación comunitaria no representaba todavía un riesgo epidemiológico importante. Las pérdidas económicas fueron importantes. La mayoría de los positivos en ese primer semestre del año pasado eran positivos de los albergues. Había poca circulación comunitaria. Los infectados comunitarios comenzaron a aparecer en agosto y, sorpresivamente, el 5 de octubre hicieron desaparecer las diferentes fases.

-La gente interpretó que habíamos superado el covid. Es más, en el exterior fue muy elogiada la cuarentena prematura paraguaya...

-No era nada elogioso porque nosotros teníamos una población altamente susceptible. Tuvimos un año para prepararnos desde el punto de vista logístico, conciencia ciudadana, educación sanitaria, insumos y formar un sistema sanitario donde interactúen las diferentes ramas: el sistema previsional, el sistema de salud pública, el sistema privado y el sistema universitario, el Hospital de Clínicas... Pero aquí cada uno corrió por su lado...

-¿Se equivocaron con esa consigna tan odiosa “Quedate en casa”?

-Fue una estrategia comunicacional equivocada que se introdujo al inicio de la pandemia.

-Se le pedía a la gente que ni se acerque a los hospitales. Se creía que era donde más se contagiaba...

-Los pacientes llegaban tarde a la consulta, se internaban tarde y muchos fallecían. Si uno tiene síntomas de covid y está dentro del grupo vulnerable, llámese mayor de 60 años, o que tenga alguna condición o comorbilidad existente o previa, hay que consultar de manera inmediata; después del séptimo día es cuando se presenta habitualmente la complicación, las neumonías. El saturómetro es la brújula para saber si está evolucionando bien o mal. Una vez que comience a ver que su saturación desciende por debajo del 94% hay que consultar con un médico. La cuestión es evitar el covid crítico que implica el ingreso a terapia intensiva: consulta, diagnóstico y terapéutica precoz son a la larga las válvulas de escape de los hospitales para que no estén saturados.

-¿Se pudo haber salvado más gente de la que murió?

-Si teníamos una fortaleza sanitaria, seguro. Fíjese, tenemos un recambio en terapia intensiva diario de entre 35 y 45 personas. La estadística dice que el 50% de los que ingresan fallecen. Además, esos que esperan una cama están recibiendo una asistencia sanitaria insuficiente en relación a la gravedad del cuadro del covid que están presentando. Esos son los que están falleciendo en las butacas, en pasillos o en las camas de hospital y, por qué no decirlo también, en sus mismas casas.

-¿Se negoció mal con las vacunas?

-Se apostó solamente a un sistema, el sistema Covax. El Estado pudo haber tenido un Plan B de contrataciones, como hicieron otros países de la región. El grupo oficial fue muy hermético. Se le hizo difícil permeabilizar con ideas y con opiniones lo que estaban administrando desde el Ministerio. Y bueno, todos estamos viendo lo que se está viviendo este año.

-Algunas autoridades proclamaban el año pasado: “¡superamos al covid!”...

-Prevaleció un ánimo triunfalista antes de tiempo. Los paraguayos se fueron a veranear a Brasil en enero, más de 35.000. De ahí probablemente vinieron las variantes mutagénicas brasileñas: la de Manaos, la de Belo Horizonte, la de Río de Janeiro que obviamente son tres veces más transmisibles que la cepa original de Wuhan...

-Hablaban de “héroes”, del “capitán (Mazzoleni) y sus héroes”...

-Nunca formaron un comité nacional externo, por ejemplo, como hacían todos los países, comités constituidos por personas multidisciplinarias: sociólogos, sicólogos, enfermeros, matemáticos, políticos, médicos, infectólogos, epidemiólogos, salubristas. Eso hizo Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Estados Unidos de América, los países del Primer Mundo para que todos colaboren Ad Honorem en gestionar y administrar desde el punto de vista técnico, epidemiológico y de salud pública, la pandemia.

-¿Les encandiló el estrellato?

-Se limitaron a ellos mismos. Nunca hicieron por ejemplo un contacto estrecho con la industria farmacéutica nacional para fortalecer al sistema desde el punto de vista logístico de medicamentos. El Atracurio por ejemplo... La industria farmacéutica, en menos de dos meses, una vez que se habilita la producción acá (en marzo), superó el problema del Atracurio que tanto dolor de cabeza nos dio para los pacientes de terapia intensiva. Somos el único país de Sudamérica que estábamos produciendo Remdesivir. Costó mucho introducir dentro del protocolo sanitario ese medicamento. La industria farmacéutica lo hizo. No hubo un diálogo franco para enfrentar con tiempo y con armamento la pandemia. Hubo errores de comunicación, de gestión y de administración.

-¿“Héroes” tenían pies de barro?

-Tarde o temprano iba a decantarse en la realidad que es la que estamos pasando ahora con una alta circulación comunitaria, con una escasa respuesta sanitaria, con falta de insumos y falta de vacunas que previenen justamente la infección del virus. Tenemos el 3% de la población inmunizada. Necesitamos que llegue al 30% para que tenga repercusión en la tasa de mortalidad y un 80% de la población inmunizada para poder salir de la pandemia.

-¿Qué sugiere que hagamos si la realidad es que no hay vacunas?

-En tiempo real lo que se puede hacer es dar una respuesta hospitalaria inmediata: que no falten insumos ni medicamentos en los hospitales. Mirando el futuro desde el punto de vista epidemiológico, hay que intentar adquirir en el menor tiempo posible el mayor número de vacunas y planificar para que se pueda inmunizar la mayor cantidad de habitantes...

-¿Por qué no se libera la compra de vacunas? Hay intendentes, farmacéuticas que pueden traer, pero el Ministerio no autoriza...

-Son cláusulas internacionales donde las desarrolladoras pueden contratar solamente con el Estado. El sector privado puede adquirir vacunas solamente a través de la intermediación del Estado. Hubiera sido más barato que el sector privado moviera sus hilos y que las compras se hicieran a través del Estado.

-¿Paraguay puede fabricar?

-La infraestructura está dada. Así como se producen aquí medicamentos, Paraguay puede producir vacunas, como no. Tenemos una industria farmacéutica importante...

-Hubo 112 muertos en un día. Tenemos más de 8 mil fallecidos, 330 mil infectados. ¿En qué parte de la montaña rusa estamos?

-Mientras no hagamos nada diferente para tener un impacto epidemiológico, esto va a seguir igual con mucha transmisión comunitaria, muchos enfermos y muertos. Lo único que podemos hacer para prevenir es una inmunización grupal a través de vacunas. Mientras tanto, vamos a seguir con pequeños picos interpandémicos: primera, segunda, tercera ola... Se van a mesetar pero luego van a volver a ascender...

-¿Paraguay tiene una ventaja sobre otros países, como dicen algunos expertos, para conseguir esta inmunidad grupal? En Chile, Argentina, Uruguay hubo vacunaciones masivas, pero la pandemia crece igual...

- Paraguay tiene mucha ventaja. Es un país poco globalizado. Tiene solamente dos aeropuertos internacionales. Hemos importado poco virus y tardíamente. En segundo lugar, Paraguay tiene un bono demográfico muy joven donde el impacto del virus no es muy severo. Solamente el 10% de la población es mayor de 60 años. En tercer lugar, no tenemos grandes sitios de aglomeración como sucede en el transporte público en otros países... No tenemos tantos asilos de ancianos. En Normandía, en el norte de Italia, el contagio comenzó en los asilos. Ellos tenían poblaciones de 3 mil, 4 mil personas que fallecían grupalmente. Paraguay tiene aparte una densidad poblacional relativamente baja, somos un poco más de 7.300.000 habitantes, y tenemos un clima que también nos favorece. No tenemos un invierno intenso ni prolongado...

-Pero no tenemos vacunas y tampoco el Gobierno puede manejar por decreto la vida de la gente. Imposible...

-Totalmente de acuerdo. A la ciudadanía no le queda otra que seguir utilizando la única medicina: buen uso del tapabocas y evitar aglomeraciones.

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