Prevención y dejar de improvisar en lucha contra consumo de drogas, recomienda experta

En el marco de la prevención, la experta dijo a ABC Cardinal que debemos lograr que el niño, niña y adolescente aprenda a decir “no” cuando un distribuidor o vendedor de estupefacientes le ofrece la “mercancía”. Para llegar a este momento hay un arduo trabajo que bien puede empezar en la familia. Si en la llamada base de la sociedad se inculcan valores, lo dañino que son las drogas y hay protección difícilmente se inicie en las adicciones.

Barreto explicó que gran parte de los adolescentes y jóvenes sondeados alegaron que consumen para olvidar los problemas. Muchos de estos inconvenientes se originan en la casa y otros se generan en su vida social. Es fundamental hacerles un control o contención cuando son tentados o se observan que necesitan ser escuchados para que no se vuelvan presa fácil de varios tipos de drogas.

Expresó que mucho va a influir en el menor, el acompañamiento emocional y cultural que le impregnan de sus hogares. Admite que hay familias rotas y donde cuesta un poco más hacer este trabajo preventivo. Calificó a este tipo de adicción como una enfermedad crónica que si desde los 16 años comienza en la persona, la lucha en tratamientos puede durar toda la vida. Lo importante es no llegar a la dependencia, refiere.

La conocedora del tema lamenta que según registros del Ministerio de la Niñez y Adolescencia (MINNA), 1.300 niños, niñas y adolescentes están en situación de calle. Dijo que para nuestro país esta cifra es muy alta pues el riesgo de consumo es bastante. Recalcó que este mal hace que la persona pierda el control y su objetivo es conseguir la droga y para eso pueden llegar a matar.

Consultada de donde existen zonas más rojas, Barreto contó que en realidad se encuentra a consumidores tanto en barrios renombrados como Villa Morra o en los Bañados donde la pobreza extrema también influye. Pero que más se concentra en puntos urbanos que en rurales.

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Importancia de un programa preventivo sin improvisar

Con relación a las campañas de prevención, como charlas o programas, estos deben ser encarados con mayor peso y con personas técnicas que sepan cómo instruir a las personas, sostuvo la doctora. Puntualizó que estos planes deben ser sostenibles y a largo plazo.

Dentro de los actuales trabajos, Barreto comentó que están tratando de profesionalizar a técnicos, a psicólogos, y a médicos de consultorios. Lo ideal es hacer una prevención con base científica sin improvisar. Aclaró que esta problemática tiene protocolos y metodologías. Se contactó además a expertos internacionales que darán planes de programas.

El tratamiento es clave, pero hay falencias del Estado

La funcionaria de la Senad fue contundente al decir que las alternativas de tratamientos ideales son caros. Se necesita todo un equipo de desintoxicación. Relató que hay uno en Asunción y que es muy escaso. Recordó que hay 140 funcionarios, para 15 días de proceso una vez que 20 niños o adolescentes ingresan en el servicio del gobierno. Ella tuvo como experiencia ver a un niño de 6 años que era asistido en este centro.

El otro tema en el que se debe prestar atención es que las terapias de control también son largas y costosas. Manifestó que los afectados tienen en muchos ocasiones que internarse nueve meses para llegar a una recuperación.

La profesional recomienda que para un eficaz sistema de tratamiento y seguimiento, cinco años se pueden considerar como valorables. También que si hay un buen trabajo, 7 de cada 10 puede decir que se recuperó gracias al control y mantenimiento lejos de los vicios.

En cuanto a las necesidades que tiene Paraguay, remarcó que en cada Departamento hay servicios de salud mental, pero que por su estimación tendría que existir 3 centros de desintoxicación fuera de Asunción. Así como un centro ambulatorio en cada departamento para contener a un importante número de casos.

Estadísticas de hace casi 10 años preocupan y falta una actualización

Barreto cuenta que cada vez son más jóvenes los que ingresan a este mundo. También cada vez son más mujeres y que hay más situaciones de personas con comorbilidad. Como ejemplo están la depresión profunda y esquizofrenias. Esto daña los órganos, precisó.

Los datos son del año 2.014

Un 22 %, entre menores de 12 a 18 años fuman tabaco.

En relación al consumo de bebidas alcohólicas el 58% reveló que era de su consumo habitual. Hay prácticamente una paridad entre varones y mujeres sobre esta droga.

Tranquilizantes sin receta médica: 6 % de estudiantes los consumía. El Paraguay es el de más alto consumo de tranquilizantes de niñas de 12 a 18 años, según una investigación y comparación regional del 2008.

El 2,3% confesó que ingiere estimulantes sin prescripción médica. Principalmente son pastillas adelgazantes.

Seis de cada 100 estudiantes ya probó marihuana y seguía en el sistema escolar.

Hay chicos que salen del colegio por culpa de marihuana y se convierten en pequeños vendedores en alrededores de los colegios, cuenta Barreto.

Barreto hizo una clasificación de las drogas más consumidas

-Alcohol encabeza la lista: Dijo que la falta de conciencia para evitar la venta a menores, la cultura que la familia toma, los jóvenes imitan y el descontrol del consumo la vuelven muy accesible. Adolescentes buscan consumir bebidas destiladas y que son una droga depresiva.

-Marihuana: Barreto expresó que la gente cree que no le causa daño, pero eso es un mito, indica. Es más para un grupo que no es adolescente. Explica que es relajante y tiene accesibilidad.

-Crack: Es la conocida pasta base en Paraguay. Barreto cuenta que es fumable y lleva rápido a otras enfermedades mentales.

-Drogas sintéticas: Un ejemplo es el éxtasis que es un gran estimulante para los jóvenes.

Como gasto de un consumidor, la especialista se enteró que se necesitan 500.000 guaraníes para consumir 5 gramos por día.

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