El pesebre ocupa un espacio de nueve metros de frente y ocho metros de ancho, y está ubicado en el jardín del predio municipio itaugüeño. El lugar quedó habilitado para que toda la comunidad visite el pesebre y reviva la magia de la navidad.
Ña Ramona Sánchez, junto a su hermana Julia Sánchez, integrantes de la familia que se hizo conocida por preparar el pesebre más grande de todo Paraguay, trabajaron arduamente durante una semana junto a varias manos laboriosas del municipio para que el lugar quedara listo para la visita de los itaugüeños.
“Es una forma de volver a revivir la larga tradición de los hermanos Sánchez, que a causa de la pandemia no pudimos concretar en el 2020 y que tampoco lo haremos este año”, comenta Doña Ramona al recordar los tiempos en que ella y sus hermanos armaban el pesebre más visitado de todo Paraguay.
Cuenta Doña Ramona que la colocación del pesebre en el jardín del municipio fue a pedido del actual intendente, Horacio Fernández. “La idea fue del intendente, él me llamó y me pidió colaborar por la trayectoria y como una de la propulsora del pesebre gigante de la familia, que fue toda una tradición por mucho tiempo”, comenta Dona Juana.
Cada detalle fue pensado cuidadosamente por las hermanas Sánchez, a tal punto de cambiar los adornos de lugar y encontrarles el sitio adecuado para que las piezas pudieran lucir todas juntas con el fin de convertirse en un esplendoroso retablo, y poder ser admirado por los visitantes.
“Si había necesidad de sacar y volver a poner lo hacíamos. A mí en particular me gusta que todo esté bien ubicado. El techo fue armado con tacuaras como así también las paredes. Fuimos muy cautelosos y lo sujetamos bien para que cuando haya algún temporal no sea afectado por el tiempo”, explica Sánchez.
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Parte de las piezas fueron prestadas por la familia Sánchez, y otras fueron adquiridas por el municipio. El niño Jesús posa sobre unos hermosos apliques de ñandutíes, y todo el espacio está rodeado por cientos de piezas cuya dirección se centra en la imagen del Niños Dios, que renacerá este 25 de diciembre, según la tradición.
Y lo más peculiar y que identifica a la ciudad, es que el pesebre tiene encantadores adornos de ñandutí que cuelgan del techo. Estos apliques, fueron colocados en representación a los jeguaká (adorno) que antes utilizaban las abuelas, por citar algunos los huevos pintados de gallina, avestruz o rosarios de manduví, además de los racimos de uvas y frutas de la época.
TRADICIÓN DE LOS REYES
La señora Ramona recordó que cuando su familia preparaba el pesebre hacían el acto de clausura el día de los Reyes Magos. El 6 de enero era toda una fiesta y se repartían regalos a los niños.
“Más de 300 regalos llegamos a repartir en el año 2019, fue la última vez que hicimos el pesebre. Hubo Reyes Magos, globo loco, cama elástica, y entregamos helado a los niñitos”, comenta Doña Ramona.
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Espera que la tradición se mantenga, y que el Municipio como todos los años también reparta obsequios a los niños y niñas de la comunidad.