Saltos del Guairá: 41 años de una tragedia en el paraíso perdido

Un día como hoy, en 1982, en los desaparecidos Saltos del Guairá, murieron alrededor de 40 turistas al soltarse el puente que cruzaban. Meses después, en noviembre del mismo año el Salto de Sete Quedas – su nombre en portugués – desapareció con la construcción de la represa hidroeléctrica de Itaipú.

Los saltos desaparecieron con la construcción de la represa de Itaipú.
Los Saltos del Guairá desaparecieron con la construcción de la represa de Itaipú.Archivo

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El 17 de enero de 1982, una tragedia enlutó la mañana del domingo que varias familias disfrutaban en los Saltos del Guairá. Uno de los puentes que cruzaba las cataratas se soltó y dejó caer a las turbulentas aguas a más de 40 personas, entre ellas un niño de 7 años.

Al día siguiente, ABC Color trajo en portada la noticia sobre el accidente. “En la mañana de ayer, se soltó uno de los puentes colgantes que cruzan el Salto del Guairá, Brasil en la frontera con nuestro país, cayendo a las aguas del río Paraná cerca de medio centenar de personas, la mayoría de ellas brasileños. Entre las víctimas, que son aproximadamente 40, se encuentra un niño paraguayo, de 7 años de edad. Se trata de Rafael Fernando Palmieri. Tras varias horas de búsqueda, sólo cuatro cuerpos pudieron ser rescatados de las aguas. A raíz del suceso, cerca de 1.200 personas quedaron aisladas en una isla, en medio del río. Las mismas fueron rescatadas en barcos y helicópteros, así como por intermedio de un cable carril”, reza en la publicación.

De las decenas de turistas que fallecieron al caer el puente el niño fue el único paraguayo. El gobierno envió un helicóptero para trasladar su cuerpo que fue encontrado a 150 kilómetros del lugar de accidente, hasta donde fue arrastrado por la fuerza de las aguas.

En la nota de ABC Color sobre el suceso resaltaron que – aunque no se conocían a ciencia cierta los motivos por los que cedieron los tensores que sostenían el puente- los testigos contaban que en principio cedió uno de los cabos, lo que dio unos segundos a muchas personas para aferrarse a las asideras.

“Muchas de ellas se salvaron a nada pero otras no pudieron evitar ser arrastradas por las aguas, ante la imposibilidad de todo salvamento”, señala la publicación.

Otro aspecto resaltado en la nota fue que el operativo de rescate estuvo a cargo de los efectivos del Quinto Batallón de Fronteras de Brasil.

Según se describió, los operativos de rescate se centraron en rescatar a las personas que quedaron aisladas en medio del Río Paraná, puesto que los cuerpos de los que cayeron al agua fueron arrastrados a las profundidades sin la posibilidad de ser recuperados.

Es que en aquel verano miles de personas acudían a la zona para conocer los saltos cuyo destino estaba sellado: iban a desaparecer tras la construcción de la represa con Brasil. Los saltos eran visitados por familias, excursiones de colegios y universidades además investigadores, científicos y turistas de todo el mundo.

Los desparecidos saltos eran una maravilla natural: era la mayor cascada de agua que emergía del Río Paraná, con 18 caídas cuyo volumen de agua transportada doblaba a las Cataratas del Niágara, según mencionan diversos investigadores.

La cascada más grande tenía una altura de 40 metros y junto a las otras 6 de gran altura, conformaban las Sete Quedas, de donde obtuvo su nombre en portugués.

Hoy, a 41 años de su desaparición, numerosos expertos coinciden en que la desaparición de los saltos fue el mayor ecocidio de la historia.

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