Artesano afirma tener mucha bendición luego de haberle hecho el sillón de cable al papa Francisco

El sillón de cable, utilizado por el papa Francisco, en el bañado Norte durante su visita en nuestro país en el año 2015, fue elaborado por el artesano sanlorenzano, Marcos Morínigo, más conocido como el “artista de cable”. Cuenta que desde aquel momento en que le encomendaron preparar el sillón que utilizaría el Sumo Pontífice, su vida cambió porque la bendición formó parte de su vida.

Marcos Morínigo, hizo de su casa el taller en donde prepara los sillones más novedosos del mercado.
Marcos Morínigo, hizo de su casa el taller en donde prepara los sillones más novedosos del mercado.Lucia González

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Actualmente reside en el barrio Santa María de la ciudad de San Lorenzo. Su casa se convirtió en su taller. Allí recibe los cientos de pedidos de sus clientes, y de aquellos que llegan atraídos por los nuevos trabajos que presenta en su página de Facebook Sillas Cable - Arreglo.

Marcos Morínigo, nos cuenta que se inició hace varios años como limpiador de caños en una fábrica de sillones de cable. Cuenta que observaba a sus compañeros liar los cables a los sillones, pero lo que más le atraía era el que recibían las personas que producían. Entonces, un día pidió a su jefe preparar los sillones.

No fue fácil. Al principio mi producción era poca, en comparación a mis compañeros, pero prestaba mucha atención, y me esforzaba para aprender todas las técnicas y sobre todo me concentraba para acelerar el trabajo, porque de eso dependía mi pago. Hasta que después de un tiempo alcancé una alta producción”, cuenta Morínigo.

Comenta, que como todo emprendedor un día decidió tomar el camino solo. Marcos dice que consiguió llegar a lugares donde nunca pensó que llegaría, e incluso tramar los sillones a personas importantes. Entre ellos se encuentra el papa Francisco, e incluso familias destacadas del país.

Actualmente trabaja con varios clientes. Realiza tramados con diversos colores, y muy novedosos. “A veces creo el diseño del sillón, y eso le pido al herrero que me haga, luego ya me trae y yo me encargo de liarlos. Soy muy exigente, si hay algo que no me gusta quito todo y armo de vuelta”, expresó.

Si bien hasta ahora continúa con la vieja tarea de arreglar los sillones viejos del barrio, porque las personas le tienen cariño a su objetos, gracias a su trabajo imparte talleres que van dirigidos a otros artesanos que tienen el mismo deseo que tuvo él cuando se inició.

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