Del Paraguay de oportunidades al de las realidades: ¿Estamos preparados?

Talento humano área estratégica para las transformaciones que el país requiere para pasar de las oportunidades a las realidades.

Paraguay está en un momento clave de su historia, somos vistos como una tierra de oportunidades. Las inversiones comienzan a fluir; sin embargo, aún ocupamos los últimos lugares de la región en captación de IED. Los sectores estratégicos están emergiendo y las condiciones macroeconómicas nos posicionan como el país de mayor crecimiento del sur de América.

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Consultoras como McKinsey, proyecciones académicas del Incae y evaluaciones de Moody’s coinciden en que nuestro potencial es enorme. Sin embargo, las barreras y los desafíos persisten: lo que nos lleva a la necesidad de transformar el potencial en resultados concretos y sostenibles.

Ocho de cada 10 no entienden lo que leen

Tenemos una deuda histórica con la educación y la formación de capital humano. Nuestro sistema educativo no logra entregar, de forma consistente, las competencias que el mercado local y global exige.

Los resultados de evaluaciones de aprendizaje, tanto a nivel nacional como internacional, siguen mostrando una realidad dura: ocho de cada 10 paraguayos no entienden lo que leen y tampoco pueden resolver problemas básicos de matemáticas.

Esperar que el sistema cambie por sí solo no es una opción, es urgente cambiar esa realidad. Como empresarios debemos liderar esa transformación desde nuestros espacios de influencia, generando los cambios necesarios, paso a paso, pero con una visión estratégica y colaborativa.

Transformar el Paraguay de las oportunidades en el Paraguay de las realidades comienza casa adentro. No basta con encontrar personas talentosas: debemos capacitarlas, conocer a nuestro equipo, escuchar sus aspiraciones y alinear sus metas personales con los objetivos corporativos.

Hoy tenemos un déficit en la gestión del capital humano avanzado. Esto no es solo un dato más, es un llamado a la acción. Porque el mundo no espera, avanza a un ritmo vertiginoso. Por ello, quienes lideramos organizaciones debemos asegurar que los equipos tengan pensamiento crítico, habilidades digitales, capacidad de adaptación y, sobre todo, espíritu de liderazgo desde sus propios espacios, con conocimiento y ética.

El talento como estrategia

Stephen Covey, en su libro “Confiar e Inspirar”, ofrece una solución sencilla, pero revolucionaria: cambiar el modelo de liderazgo de “mandar y controlar”, por el de “confiar e inspirar”, donde el resultado es un nivel de pertenencia, colaboración, innovación y desempeño.

Considerar áreas como finanzas, transformación digital o comercial como verdaderamente estratégicas dentro de una organización es lo correcto. Sin embargo, la dimensión, que es igualmente esencial y que no puede ser delegada, es la gestión del talento humano.

En el contexto actual, se ha convertido en un pilar estratégico que determina la capacidad de las empresas para crear las condiciones necesarias que permitan a sus equipos desplegar todo su potencial. La urgencia está en evolucionar de un modelo de gestión de recursos humanos limitado a tareas administrativas, hacia un enfoque estratégico, centrado en el desarrollo y fortalecimiento del talento como ventaja competitiva sostenible.

Humanizar la tecnología

La tecnología, por poderosa que sea, solo es un medio que no transforma una organización por sí sola; las personas son quienes lo hacen. La gestión del talento no se debe concebir como un área de soporte, sino como una verdadera estrategia corporativa que impulse innovación, resiliencia y crecimiento.

Nuestro rol es claro: crear entornos que potencien las capacidades de las personas, facilitando su desarrollo de manera consciente, continua y ambiciosa. Solo así las organizaciones podrán asegurar que su mayor activo —el talento humano— sea el motor que impulse el cambio.

Paraguay es una oportunidad, y depende de nosotros —los que generamos empleo, lideramos proyectos y formamos equipos— que ese relato se convierta en realidad. Las inversiones pueden llegar y los planes y estrategias pueden quedar solo en eso; sin personas capacitadas, empoderadas y listas para competir, nada será posible.

El momento es ahora. El compromiso empieza desde adentro. El cambio, si lo hacemos bien, será irreversible y el impacto a nuestro entorno será épico.

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