El ADN del negocio de la creatividad

El negocio de la creatividad en la era digital.

La cultura de compartir y dar sin esperar recibir algo a cambio es el ADN de la visión emprendedora de Luis Duarte de AYO: “Tiene que ver con una cuestión de fe, luego de dar recibimos más, crecemos en el proceso de entregar, aprendemos y volvemos a empezar, el chef que no comparte sus recetas desaparece, decía Gastón Acurio”.

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En un mercado que a menudo premia la competencia agresiva, Luis Duarte Ayala ha forjado un camino de crecimiento sostenible y significativo al abrazar una filosofía de colaboración y diferenciación.

ABC Negocios conversó con el director de la Agencia AYO, quien nos revela las claves de una gestión que busca marcar diferencia y los pilares que sostienen su modelo de negocio.

La colaboración como competencia

Para AYO, el mantra no es competir, sino diferenciarse. En un sector con alta competencia por calidad y estructura, la agencia entiende que “hacer más de lo mismo no suma”. Su enfoque se centra en un modelo colaborativo, bajo la premisa de “colaborar es la nueva forma de competir; nos hace más competentes”. Este enfoque le permite mantenerse más abierto y receptivo a nuevas oportunidades.

La diferenciación, a su vez, está profundamente ligada a su modelo de gestión. Su estructura está 100% orientada a “la otredad”, dirigiendo los recursos hacia la persona, sus emociones, anhelos y necesidades reales. Para Duarte, este enfoque es el indicador principal para determinar si una pieza o servicio es relevante, significativa y eficiente.

El capital de la credibilidad

Al abordar el tema del capital principal que un emprendedor debe asegurar antes de buscar inversión financiera, la respuesta va más allá de indicadores o manuales. “Lo fundamental es honrar la credibilidad que construimos. En el mercado, la confianza es el motor del negocio; se logra con acciones consistentes como llegar a tiempo a una reunión y cumplir los plazos establecidos”. Esta confianza, enfatiza Luis Duarte, no solo vende, sino que construye relaciones efectivas a largo plazo.

La traducción de esta creencia en un plan de negocios tangible y medible se realiza a través de la profesionalización de los servicios y los procesos. Su convicción se moviliza para ser efectivos de manera honesta en sus propuestas, comprometiéndose con los objetivos comerciales de sus clientes como si fueran propios.

La razón de ser: de la idea creativa a la venta

Para asegurar que la innovación se mantenga fresca, AYO tiene un proceso creativo bajo una convicción: el día que pierdan la batalla contra el contenido predeterminado habrán claudicado como colectivo.

El proceso está enfocado en resolver problemas de comunicación, marketing y ventas de las compañías. El filtro crucial de la agencia es la efectividad: “Una idea es buena, buenísima, si vende, solo si pasa este filtro de efectividad la propuesta es presentada al cliente”.

La mentalidad de innovación dentro del equipo se cultiva a través de un espacio horizontal, seguro y abierto para plantear propuestas. Si bien no alientan el error, sí reconocen que “fallar, fallar rápido es fundamental”. La innovación, para Luis Duarte, no es un tema meramente tecnológico, sino que se define como “nuevas formas para lo conocido”.

El arte de decidir con quién

En el ecosistema de negocios, la agencia es selectiva, operando bajo la creencia de que “no todos los clientes son para todas las agencias, ni todas las agencias son para todos los clientes”. Para AYO, la elección se basa en que los valores y la filosofía sean comunes a ambas partes.

Resiliencia y adversidad

Al emprender a los 36 años con responsabilidades familiares, Luis Duarte enfrentó el miedo de salir de la seguridad del salario mensual, impulsado por un autoanálisis y el convencimiento.

“Mejores fuentes de ingresos que hay en el mercado, tal vez una decisión romántica y emocional, pero al final sirvió para conquistar nuevos proyectos, sobre la base de una experiencia adquirida que me daba cierto respaldo y seguridad en lo psicológico, no así en lo financiero. Tuvimos un arranque divertido y luego fue enriqueciendo y formando lo que hasta hoy es AYO”.

El momento más desafiante, y donde la firmeza de su convicción fue crucial, se dio con el quiebre de la empresa, generado por los efectos de la pandemia. Su modelo de negocio se enfocaba en vender más a menos clientes, pero el cierre de estos y la baja de contratos hicieron insostenible el pago de la nómina.

Decidió vender muebles y equipos para honrar compromisos y surgió una propuesta de compra de la agencia que parecía ser la solución, pero no funcionó, cuenta Luis.

En ese momento fue absolutamente firme con una convicción: salir de la operación y empezar de nuevo. La frase que resonaba en su cabeza era: “No son principios ni valores si no estás dispuesto a perder dinero por ellos”. Se mantuvo firme, logrando salir airoso y “transitando finalmente el camino a nuestro AYO de origen nuevamente”.

En retrospectiva, la trayectoria de Luis Duarte Ayala y AYO es una lección de que el verdadero éxito reside en la capacidad de ser auténtico, transparente y, sobre todo, efectivo y confiable.

Es un llamado a que el emprendedor no solo invierta en capital financiero, sino en el capital de la credibilidad y en una convicción inquebrantable en sus principios. La aventura continúa, y la agencia de autor sigue navegando en el mercado con su instinto, fe y una filosofía de diferenciación.

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