Al cierre de este 2025, Paraguay se consolida como un fenómeno económico atípico en América Latina. Mientras la región lidia con estancamientos estructurales, la nación guaraní finaliza el año con una expansión del Producto Interno Bruto (PIB) del 6%, según las últimas proyecciones del Banco Central del Paraguay (BCP).
El resultado es el dinamismo de un sector privado que ha aprendido a prosperar a pesar del Estado, capitalizando hitos históricos como el doble grado de inversión y la resiliencia de una población que perdió la fe en lo público, que no espera del Gobierno y emerge con el motor del emprendimiento propio.
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El sello de confianza
El 2025 será registrado como el año de la consagración financiera tras el ascenso otorgado por Moody’s en 2024 (Baa3) y el segundo grado de inversión (BBB) de la calificadora Standard & Poor’s (S&P), posicionando a Paraguay en el selecto grupo de países con bajo riesgo crediticio.
Este “doble sello” reduce el costo del capital para las empresas locales y dispara la llegada de fondos institucionales. Estas calificaciones premian la estabilidad macroeconómica (baja inflación y disciplina fiscal) mantenida por los técnicos y la solidez de los activos privados que sostienen la deuda del país.
<b>Maquila: el pulmón industrial </b>
El régimen de maquila dejó de ser un sector emergente para convertirse en un fuerte generador de divisas. La proyección para el 2025 es que las exportaciones bajo este esquema superen los US$ 1.200 millones, marcando un crecimiento interanual cercano al 15%. El sector privado ha invertido fuertemente en plantas industriales, compensando la falta de infraestructura pública con logística propia y eficiencia operativa.
La composición de estas exportaciones revela una transformación del modelo productivo: autopartes lidera con el 28% de los envíos, seguido por confecciones y productos alimenticios; manufacturas de aluminio y plásticos escalan posiciones, sumando valor agregado a materias primas importadas; en empleo, más de 35.447 personas colaboran directamente, un crecimiento del 23%.
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Servicios con mayor empuje
Si bien el campo es el motor histórico del país, el sector terciario (comercio) fue el que más creció, a septiembre 2025 registró una expansión cercana al 7% y “otros servicios” del 5,3%. Este rubro explica gran parte de la resiliencia económica frente a choques externos. Hotelería y gastronomía fueron impulsados por el turismo corporativo y los servicios financieros, consolidándose como un sistema robusto, y servicios a las empresas con el auge de la consultoría, tecnología y logística.
Solidez y ganancias récord en lo financiero
El sistema financiero paraguayo cierra con indicadores de salud envidiables. Los activos totales, entre bancos y financieras, alcanzaron los US$ 37.355 millones (cambio promedio de G. 7.000), impulsados por el crecimiento del crédito y el ahorro interno. La cartera total de créditos sumó US$ 26.244 millones (crecimiento del 19,5% respecto al 2024) y los depósitos totales US$ 25.458 millones.
El patrimonio neto se ubicó en US$ 4.687 millones, con utilidades acumuladas de US$ 610 millones, una variación interanual positiva de 9,69% respecto al año anterior. Solo los bancos crecieron más del 8%, concentrando cerca del 98% de los activos del sistema. Las financieras mantienen una participación menor pero con crecimiento sostenido.
La rentabilidad sobre el patrimonio se mantiene entre las más altas de la región, demostrando que el sector es capaz de generar riqueza incluso en un entorno global de tasas volátiles.
Al cierre del tercer trimestre de 2025, se registraron 2,15 millones de personas con cuentas de crédito, un crecimiento del 44%; en depósitos más de 4,1 millones de personas, con una suba del 13,1%.
El despertar de las startups
El 2025 marcó un punto de inflexión para el ecosistema emprendedor. Las startups paraguayas, especialmente en los sectores AgTech y FinTech, captaron rondas de inversión extranjera por valores no vistos anteriormente.
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La adopción de tecnologías para el agro y la digitalización de pagos han permitido que pequeñas estructuras compitan en eficiencia. El modelo de las EAS (Empresas por Acciones Simplificadas) permitió la creación de más de 20.000 nuevas empresas y la Ley del Sistema Nacional de Pagos (SNP), aprobada en abril de 2025, otorgó un marco jurídico claro a instrumentos como las billeteras electrónicas, pagos móviles y transferencias instantáneas.
El Sistema de Pagos Instantáneos (SPI) registró más de 174 millones de operaciones entre enero y julio de 2025, duplicando el volumen del mismo período del año anterior y el Fondo de Garantías del Paraguay (Fogapy) en 2025 alcanzó un récord de 8.912 garantías emitidas, un crecimiento del 77,5% en comparación al 2022.
Pymes: el desafío de la formalidad<b> </b>
A pesar del brillo macroeconómico, las pymes presentan un panorama de claroscuros. Representan el 90% del tejido empresarial y son las mayores generadoras de empleo (65%), según el MIC y INE. Este año enfrentaron una presión dual: la alta informalidad de la competencia y el acceso limitado a créditos de largo plazo.
La mayor parte del empleo mipyme se concentra en sectores de bajo valor agregado: 44% en servicios y 27% en comercio minorista, según el MIC; y el aporte al PIB entre el 15% y el 28%.
El reto sigue siendo la formalización, un área donde el Estado todavía no proporciona los incentivos suficientes. Según cifras oficiales y estimaciones externas, entre el 53% y el 60% de las micro y pequeñas unidades económicas aún operan fuera del sistema, replicando una matriz de subsistencia más que de crecimiento.
Comercio más allá de la soja
Paraguay cierra el año con exportaciones totales que superan, a noviembre de 2025, los US$ 15.500 millones, 5,6% más respecto al 2024, con un alto desempeño de las reexportaciones y la manufactura de productos agropecuarios e industriales.
Lo más destacado es la apertura de 33 nuevos mercados, la consolidación de la carne paraguaya en Estados Unidos, Taiwán, Israel y Canadá (53 países en total), y el ingreso de productos manufacturados a Europa y Asia Central.
La Inversión Extranjera Directa (IED) mostró un avance con la llegada de capitales no solo para la agricultura, sino para la producción de hidrógeno verde, biocombustibles y centros de datos (Data Centers), atraídos por la energía limpia y barata de Itaipú y la estabilidad tributaria.
Prosperidad privada vs. deficiencia pública
Paraguay crece a dos velocidades. La velocidad privada es ágil, tecnológica, globalizada y resiliente, de la mano de un sector que ha sabido absorber el impacto de la corrupción pública, optimizando procesos y abriendo mercados por cuenta propia.
La velocidad pública es lenta, obesa, con baja inversión en infraestructura (apenas el 2% del PIB ) y asediada por denuncias de ineficiencia en salud, transporte, infraestructura y educación.
La fortaleza del crecimiento paraguayo se encuentra en la consistente y robusta demanda interna privada, mientras se evidencia una caída de la inversión pública del -5,9%, dejando un déficit acumulado de infraestructura pública de US$ 24.000 millones.
La riqueza generada este 2025 viene de la mano de una clase empresarial que ha decidido que el destino del país no puede depender de la voluntad de la clase política, sino de la eficiencia de su producción.