Desde la mirada de Guillermo Gross Brown, miembro del Directorio, el diferencial no se explica por una fórmula coyuntural, sino por una consistencia institucional que atraviesa décadas. “La trayectoria de La Paraguaya se sustenta en una visión de largo plazo, basada desde sus inicios en la solvencia, la seriedad y el cumplimiento efectivo al momento de responder al asegurado”, señala. A lo largo de su historia, agrega, la compañía supo adaptarse a distintos contextos económicos y regulatorios, incorporando cambios sin perder esos pilares fundamentales.
Un modelo de negocio ajustado al contexto
En los últimos años, el mercado asegurador paraguayo se desenvolvió en un escenario de competencia intensa y crecimiento limitado del volumen total de primas. En ese marco, el desafío para las compañías pasa por gestionar eficiencia sin resignar disciplina técnica, en un entorno donde el número de jugadores presiona márgenes y obliga a ser más selectivos.
“El modelo de negocio fue adaptándose a las nuevas exigencias del mercado, tanto en materia regulatoria como en un contexto de competencia cada vez más intensa”, explica Gross Brown. En ese escenario, la compañía priorizó la eficiencia, la solidez técnica y la mejora continua de sus procesos, antes que un crecimiento acelerado del volumen. La estrategia apunta a sostener resultados consistentes en un mercado con muchas compañías y márgenes acotados.
Posicionamiento y foco en sostenibilidad
Actualmente, La Paraguaya se posiciona en un nivel intermedio en términos de volumen total de primas dentro del mercado asegurador local. El punto relevante, sin embargo, no es solo el lugar en un ranking, sino la lógica de gestión: privilegiar estabilidad y cumplimiento por encima de todos los demás indicadores.
“La compañía ha priorizado de manera consistente mantener la solidez técnica y el cumplimiento que históricamente la han caracterizado”, afirma Gross Brown, subrayando que la sostenibilidad del negocio se coloca por encima de un crecimiento puramente cuantitativo.
Ese enfoque se refleja también en las inversiones recientes, orientadas a la digitalización de procesos, la modernización de sistemas y el fortalecimiento de la gestión de riesgos. El objetivo de fondo es operacional: ganar eficiencia, optimizar tiempos de respuesta y elevar la calidad del servicio al asegurado, en un contexto donde la confianza sigue siendo un activo central.
Prevención como activo económico
Dentro de esa agenda, la prevención aparece como una variable económica: impacta en la siniestralidad, la calidad del resultado técnico y, por extensión, la sostenibilidad del negocio. En términos empresariales, no se trata de un concepto “blando”, sino de un componente que trasciende a través del desempeño y el vínculo de largo plazo con clientes.
“La prevención reduce la siniestralidad, mejora los resultados técnicos y fortalece relaciones de largo plazo con los clientes. Es un factor clave para la sostenibilidad del negocio asegurador”, afirma. En esa línea, considera que el sector debería trabajar con mayor intensidad para consolidar una cultura preventiva, entendiendo que “la prevención es la principal herramienta para reducir el impacto y los daños derivados de los siniestros”.
Desafíos del sector
De cara al futuro, uno de los principales desafíos del sector asegurador en Paraguay es lograr un mayor crecimiento del mercado en términos de volumen total de primas. En un contexto donde operan más de 35 compañías, la competencia obliga a gestionar con eficiencia en un escenario de expansión limitada.
Frente a este desafío, La Paraguaya apunta a fortalecer su estructura técnica, invertir en tecnología y capital humano, y mantener una gestión prudente orientada a la sostenibilidad de largo plazo.