El aeropuerto es una base aérea y aquellos pilotos civiles que deseen utilizar la pista deben solicitar el permiso respectivo con 48 horas de anticipación, lo que suele generar todo tipo de inconvenientes, en caso de querer utilizarse para situaciones de emergencia.
Precisamente, en una ocasión reciente, se necesitaba de urgencia para que una avioneta particular pueda aterrizar en el aeropuerto, con el objetivo de evacuar a un paciente hasta la capital del país. Los familiares tuvieron que recurrir a un parlamentario para que, por su intermedio, se logre conseguir el permiso.
El aeropuerto, o sea, la base aérea, se mantiene de la misma forma, tal cual como cuando el municipio les cedió a los militares, o sea, en 5 años de administración, absolutamente nada cambió, a no ser la presencia de forma permanente de 2 uniformados militares, que custodian el sitio.
La Fuerza Aérea no dispone de rubros para realizar obras de mejoramiento en el lugar. Es más, cada vez que se necesita realizar limpieza dentro del predio, se recurre a los servicios del personal municipal. Algo similar sucedió con las luces portátiles que dejaron de funcionar por falta de baterías. Al final, la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil (Dinac) tuvo que costear de nuevo estos gastos.
Se entiende la necesidad de contar con seguridad, en un aeropuerto fronterizo como lo es el de Fuerte Olimpo, y sobre todo en una zona chaqueña donde de forma permanente circulan los aviones que transportan las drogas provenientes preferentemente de Bolivia. Sin embargo, en esta situación actual en que se encuentra, lejos está de ser una verdadera base aérea.
El gobierno central debería proveer los fondos necesarios para que se realicen las mejoras edilicias en este aeropuerto y dotar de infraestructuras de control como de radares; de lo contrario, los pobladores seguirán salvando las situaciones de emergencia, como cuando las luces de los vehículos tuvieron que iluminar la pista, para que aterrice un avión que debía transportar a un enfermo.