El olor de la mentira tardía

Era previsible que después de varios días de no hablar de su reunión secreta con seis ministros de la Corte y con el presidente del Partido Colorado Horacio Cartes, el presidente Santiago Peña saldría a decir algún disparate.

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El mandatario, primeramente, pretendió justificar la reunión y el hecho de que Cartes estuviera presente. También dijo que el calificativo de “secreta” corría por cuenta de la prensa, obviando que la ciudadanía se enteró de esa reunión solo merced a una filtración periodística. Peña y los ministros solo se refirieron al encuentro una vez que se reveló públicamente su realización.

Para empeorar las cosas, en una segunda oportunidad, Peña se desdijo y afirmó que Horacio Cartes no estuvo, pese a que había dicho lo contrario la primera vez que habló del tema.

Un problema serio que tiene Peña es que subestima a los periodistas y a la ciudadanía y se cree vivo, pensando que todos nos tragamos las mentiras y no nos damos cuenta de cómo pretende desviar o minimizar cuestiones institucionales graves.

A dos años y medio de su mandato sigue sin ubicarse en su rol de presidente y asumir que no es monarca de una republiqueta en la que no está obligado a dar cuentas de sus acciones.

Alguna vez, para desentenderse de opinar sobre cuestiones que se le preguntan en relación a decisiones del Poder Legislativo, echó mano a la “independencia de los poderes del Estado”. Sin embargo “se olvidó” de dicha independencia al reunirse con los ministros para tratar, según dijo el ministro Eugenio Jiménez, “cuestiones administrativas”.

Si solo eso fue el motivo de la reunión ¿qué problemas había en informar públicamente del encuentro?

Además ¿por qué esas “cuestiones administrativas” podían ser tratadas solamente con los ministros colorados obedientes al cartismo?

Según Peña en esa reunión no se tomó ninguna decisión porque “los poderes se manifiestan a través de actos administrativos? ¿Y cómo es qué Jiménez admitió que se atendió al día siguiente un pedido que les hizo Peña en ese encuentro sobre el viceministerio de Industria?

Además, no es un secreto, porque lo reveló el senador Silvio Ovelar: hay decisiones políticas del Congreso, como la expulsión de Kattya González, que se tomaron en el quincho de la casa de Cartes y luego el Senado simplemente la formalizó. Eso, aparentemente ocurre con varias instituciones.

Todo lo que dicen ahora los ministros de la Corte y Peña tiene un tufo a tardía mentira.

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