Un día como hoy, hace 153 años, un grupo de mujeres, posteriormente conocidas como Las Residentas, se reunía en la Plaza de Mayo a fin de donar todas sus joyas para ayudar a cubrir los gastos de la Guerra contra la Triple Alianza. Muchas compatriotas no solo ofrendaron a la patria sus alhajas, sino también sus vidas en el campo de batalla. Además, en la posguerra el rol femenino fue fundamental para la reconstrucción del país.
Con el mismo patriotismo y valor, en la actualidad ciudadanas de la nueva generación apoyan al crecimiento de la nación con su trabajo. Las mujeres paraguayas del siglo XXI demuestran que el sexo femenino no es débil, al contrario, evidencian con sus acciones que son aptas, tanto física como intelectualmente, para cualquier cargo o empleo.
Un claro ejemplo de la ruptura de estigmas sociales, respecto a la profesión, fueron las más de 100 mujeres que colaboraron en la construcción del barrio San Francisco, tanto en roles de electricista, albañil y plomera como en la ingeniería de la obra, cargos que son socialmente comunes en hombres.
Otro ejemplo son las mujeres policías que a diario ponen en peligro sus vidas para salvaguardar la seguridad y la paz pública. El último logro del sexo femenino en el área policial fue la postulación de más de 40 agentes para el Grupo Lince, demostrando la capacidad necesaria para enfrentar puestos de alto riesgo.
Las paraguayas también se desempeñan excelentemente en el campo de la ciencia, literatura, arte, historia, arquitectura y filosofía. Asimismo, miles de mujeres emprendedoras se abren un campo laboral por su propia cuenta, mediante sus empresas en diferentes rubros.
De la misma manera, féminas que realizan labores socialmente comunes en mujeres también colaboran con el sostenimiento de la patria. Desde aulas, hospitales, escenarios, pasarelas, chacras u oficinas representan pilares fundamentales para que el país siga funcionando.
Igualmente, no hay que olvidar a las mujeres que desde sus casas también son útiles, tanto para sus familias como para el país. Las amas de casa, generalmente subvaloradas, realizan un trabajo difícil, cansador y multifacético que no es remunerado. A veces, suelen ser juzgadas y maltratadas por realizar esa labor.
A casi todas las amas de casa, probablemente, les han hecho la pregunta “¿por qué no estudiaste o ejercés tu profesión para salir adelante?”, desvirtuando el trabajo del hogar, como si este fuera el peor castigo, sin tener en cuenta que podría ser una decisión voluntaria válida. Sin embargo, hacerse cargo del hogar debería una determinación tomada con libre albedrío, sin presiones, chantajes, ni miedos, así como la elección de cualquier profesión.
Mujeres que también constituyen un ejemplo de valentía, fortaleza y trabajo son las madres solteras o separadas que deben cumplir el rol de mamá y papá, la mayoría de las veces, representando el único sosten monetario y afectivo de su familia.
Igualmente, es importante que las mujeres tengan autonomía para poder sustentarse y decidir libremente qué quieren hacer con su vida y tener las mismas oportunidades que el sexo opuesto para acceder a la profesión o actividad que desean realizar.
No en vano las palabras del papa Francisco fueron: “La mujer paraguaya es la más gloriosa”, porque nos une la fuerza para salir adelante con trabajo y empeño a pesar de las adversidades más terribles. También es importante no olvidar que podemos valernos por nosotras mismas y tomar nuestras propias decisiones. ¡Viva la mujer paraguaya!
Por Anahí Acevedo (19 años)