El periodismo es el mediador entre el poder y la gente en busca de la democracia

El pueblo merece estar informado, cada pequeño cambio o hecho de corrupción impune que sucede en el poder repercute de gran manera en la gente y en su realidad social. Hay un único nexo entre lo que ocurre en el Gobierno y los ciudadanos: el periodismo.

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El mero hecho de comunicar siempre existió, hay distintas formas de informar hoy en día, ya sea por prensa escrita, radial, televisiva o a través de las redes sociales. Cualquier forma de periodismo sirve para mantener a una considerable cantidad de personas conscientes de la realidad.

El trabajo del periodista es arduo y lleva consigo una enorme responsabilidad. Encontrar una noticia que sea de interés y suponga una importancia para la opinión pública, recabar los datos pertinentes y plasmarlos para que sean interpretados es una tarea que requiere mucha dedicación.

No es fácil ponerse frente a un micrófono y hablar sobre temas importantes cuando miles de personas te están escuchando, cada tópico debe ser manejado al 100% y el público pocas veces se olvida de una equivocación. Tener un programa de TV y ver cómo las cámaras se prenden, mientras los televidentes se encuentran expectantes para escuchar tu opinión, es una responsabilidad que pocos oficios ofrecen.

Pero al igual que el trabajo del comunicador es muy esforzado y prácticamente no acepta equivocaciones, también te premia con placeres que son inexplicables y llenan de satisfacción. Publicar en tapa o mencionar al aire un hecho de corrupción que sucede en el poder es una sensación de realización que no se puede encontrar en otra profesión.

Saber que la información sobre una injusticia que redactaste o sacaste a la luz afectó, al menos en algo, a una persona corrupta hace que el esfuerzo valga la pena. El periodismo es descrito por muchos como el cuarto poder, el que puede cambiar innumerables aspectos de la realidad y dejar en evidencia a los impunes.

Los políticos tienen mucho cuidado en cómo es vista su imagen públicamente, los periodistas son la piedra en el zapato de los gobernantes que quieren blanquear su nombre. El poder siempre intentó acallar al periodismo; si antes la censura era de forma física, hoy se trata de realizar con sobornos.

El país y la realidad de cada uno de nosotros serían muy distintos si este guardián de la democracia que se ubica entre el Gobierno y el pueblo no existiera. Seríamos todos títeres del poder, manejados a placer pensando que todo es color de rosas y que nuestros bolsillos no son vergonzosamente saqueados desde los cargos públicos.

Celebremos este día, pero no solo porque sea el del periodista nacional, sino por la existencia la comunicación en sí, por ser el único elemento que hace temblar al poder. ¡Feliz día, periodistas!

Por Diego Benítez (19 años)

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