El viejo traje de dictador perpetuo utilizado por José Gaspar Rodríguez de Francia hasta 1840, desempolvado por Alfredo Stroessner en 1954 y utilizado hasta que hubo que quitárselo a la fuerza en 1989, nuevamente quiere salir del closet. Esta vez para ser reutilizado por Basilio “Bachi” Núñez como presidente de ese Congreso Nacional conocido como “Congreso de la vergüenza”. El nuevo plan de avasallamiento cartista se conoce tras la sorpresiva convocatoria a una sesión extraordinaria ayer para dar tratamiento a la modificación de varios artículos del reglamento interno del Senado. Es decir, no les bastó con votar por aumentarse el salario a sí mismos en medio de un momento de crispación social por las acuciantes necesidades insatisfechas del resto de la población, en especial, de los sectores más vulnerables, sino que ahora, una vez que ya están satisfechos, empalagados y relamiéndose los dedos, van por el postre: la perpetuidad en el poder. Así se comienza.
La senadora Celeste Amarilla denunció que fue maltratada por un “funcionario colorado” durante un vuelo. El señalado en realidad es un exfuncionario asesor de la ANR y conocido empresario cartista que dijo en redes que viajó como “observador de las elecciones en Estados Unidos”. También participó de los paseos con diputados que “turistearon” con el dinero del Congreso.
Sin vergüenza, sin moral y sin ética alguna, unos 15 diputados decidieron ir de tour a los Estados Unidos, sin invitación oficial pero financiados por todos los contribuyentes paraguayos a los que cada día se los estruja más en tributos impositivos para cubrir los excesos del gobierno cartista de Santiago Peña. Cuando falta poco más o poco menos de un mes para que se vayan de vacaciones nuevamente por más de dos meses, un grupo de parlamentarios consideró una idea maravillosa rabonear en la Cámara Baja y arremeter con un tour a los Estados Unidos, tomando un paquete que incluyó visitar otras ciudades en otros estados, además de acceder a paseos culturales, históricos y excéntricos como un crucero en el famoso río Potomac, que fluye a lo largo de Washington DC, la capital de los Estados Unidos. Sin una pizca de rubor, diputados hombres y mujeres se colgaron del presupuesto público, sostenido por todos los paraguayos.
El plan de quienes están ahora en el poder es sencillo y está a la vista: que todo siga como en los últimos años, con repartija de cargos públicos para los leales, manipulación de los tres poderes del Estado e instituciones extrapoder, difamar y perseguir a los críticos y aprovechar la ocasión para hacer negocios con información privilegiada y dinero del Estado.
El dirigente colorado José Luis Rodríguez Robertti pasó de ganar G. 5.200.000 a más de G. 20 millones con el cartismo en el Congreso. Afirmó que llegó gracias a su esfuerzo y “meritocracia” y agregó que “no tiene que ser un impedimento ser joven o colorado para ocupar espacios de decisión”.
Como si no fuera suficientemente funesto reivindicar al dictador Alfredo Stroessner, cuyo nacimiento unos rancios nostálgicos recuerdan hoy como “fecha feliz”, pisoteando la memoria de muertos y desaparecidos, estos además intentan emular su nefastas formas, apeligrando la democracia.