Al menos cuatro viviendas precarias del barrio Villa Angélica de Lambaré fueron arrasadas por un incendio de gran magnitud desatado esta noche por causas aún desconocidas, informaron fuentes de los bomberos voluntarios. Tres personas resultaron heridas por intoxicación al inhalar el humo provocado por las llamas, que finalmente fueron contenidas.
LA PAZ. El Gobierno de Bolivia declaró “desastre nacional” por la magnitud de los incendios forestales, que han dejado millones de hectáreas devastadas en la Amazonía y la Chiquitania del país andino. Decenas de animales fueron rescatados de la amenaza del fuego, que no da tregua.
La violencia que enfrentamos cada día, y que este mes de septiembre en Paraguay parece haberse sintetizado en la trágica muerte de un joven futbolista en medio del humo tóxico de los incendios del Chaco, recorre las siguientes líneas.
Los incendios que han venido ocurriendo en diferentes puntos del país y que han tenido su punto álgido en el Chaco paraguayo, en donde persisten aún focos pequeños, han dejado tras de sí enormes pérdidas en recursos naturales. Uno de los coletazos de los siniestros ocurridos se ha sentido en la salud humana, ya que, de acuerdo a la opinión de los expertos, el humo de la combustión de cualquier tipo de material incinerado, entre ellos el de las quemas de biomasa, puede agravar dolencias diversas. Por supuesto, la fauna y la flora de las zonas afectadas han sido también gravemente afectadas. Los siniestros han sido dominados gracias a un gran esfuerzo combinado de institucionales nacionales, las fuerzas armadas, los cuerpos de bomberos, personal de blanco y pobladores, empeño que se vió beneficiado con oportunas lluvias. Esas acciones deben ser apoyados por todo el país.
Un grupo de bomberos partió rumbo al Chaco para relevar a sus colegas que están en la zona desde hace semanas. Los combatientes señalaron que se complica la presencia de más voluntarios para combatir, debido a la falta de flexibilidad de las empresas en donde trabajan.
REDACCIÓN CIENCIAS. Sudamérica se calienta, debido al cambio climático, a un ritmo similar que la media mundial, pero en regiones como el norte de la Amazonía se han triplicado los días al año con condiciones meteorológicas extremas (altas temperaturas, sequía y baja humedad), que se asocian a un mayor riesgo de incendios.