Una camada convive con el fracaso. El culpable, en alto porcentaje, es el técnico. De los memorables 3-0 con Gerardo Martino y con Francisco Arce, al mediocre 0-2 con Eduardo Berizzo. Hay un abismo que separa a las tres selecciones. En el espacio, el recambio tiene una involución. No hay mejora, los buenos momentos son efímeros o un espejismo. Saborear el triunfo es un estado que este grupo desconoce, salvo Venezuela, Bulgaria, Bolivia, Jordania, Guatemala y la peor Chile de los últimos tiempos, rivales que no son parámetro.
Nacional jugó un primer tiempo extraordinario y aunque atravesó un momento tenso en los primeros quince minutos de la segunda parte, Rodrigo López tocó en la tecla justa con un cambio y equilibró el trámite para sostener la ventaja. Superar a Olimpia ya es costumbre: fue la tercera victoria consecutiva en el año.