El ratio deuda pública y Producto Interno Bruto (PIB) ya tocó el 35%. A fin de año se llegará a casi el 40%. Estamos ante un escenario sumamente preocupante y peligroso. Si antes se contaba con un margen de sostenibilidad fiscal ahora ya no se tiene. Además está en juego la misma estabilidad monetaria y el mismo futuro de la democracia constitucional. La inflación empieza a subir por lo que el poder adquisitivo del guaraní merma en referencia a los precios de bienes y servicios.
De lo que se sabe y demasiado es que no estamos bien. El gobierno conoce de esto y no hace nada pero la gente es la que siente en sus bolsillos lo que ocurre. La economía discurre por un camino sinuoso. Y no estamos bien porque el crecimiento no será mayor al 2% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que de suyo ya es mucho, también las variables macro que miden la estabilidad monetaria como igualmente la sostenibilidad fiscal no muestran tendencias positivas, esto es, a favor de la gente.
Si hay un tema estudiado en profundidad por los economistas es el referido al costo de la incertidumbre. Esta implica la falta de certeza del valor que tomará una variable económica. Y si bien la certeza absoluta no existe, lo que debe darse es un ámbito de confianza para que el presente y el futuro no sean tan distantes entre sí con situaciones absolutamente diferentes.
Si el día de mañana lunes la Cámara de Diputados aprueba lo establecido en el Senado, que subsidia por 100 millones de dólares, vía endeudamiento a Petropar y a los emblemas privados de distribución de combustibles para la importación de gasoíl tipo III (común) y nafta virgen, se estará no solo violando la Constitución Nacional (CN) sino también dejando un nefasto precedente de índole cultural y moral.
Como si no fueran suficientes los males que padece el país, ahora mismo el Gobierno y en específico el Ejecutivo nacional junto con el oficialismo del partido Colorado se empeña en tocar las delicadas manecillas del reloj de la economía mediante su plan de concesiones populistas, subsidios e intervenciones en el mercado.
Al igual que un tobogán cuyo grado de inclinación hace que se deslice más rápido o no un cuerpo que cae desde arriba, el Paraguay, en sus finanzas y desde ahí sobre la economía y la política, empezó en formar fila para también probar si cómo se siente caer desde bien alto. ¡Qué despropósito! ¡Qué ridículo y falta de sentido aspiracional y de patriotismo por parte de nuestros dirigentes!

En este espacio he venido sosteniendo que nuestro país puede perder definitivamente su estabilidad monetaria y sostenibilidad fiscal, verdaderos logros que debemos cuidar y profundizar. Los mismos son condiciones necesarias pero insuficientes para el logro de una economía sana y pujante.
A diferencia de lo que pueda suponerse, existe un virus muy peligroso que no es precisamente el que conocemos como un agente infeccioso microscópico que se replica dentro de las células de otros organismos. No es este. Es un virus que causa todavía más daño.

La política de prohibición y persecución a las drogas ha sido y seguirá siendo un fracaso porque es exactamente eso, un absurdo que ha conseguido crear más adictos con familias destrozadas, el aumento exponencial de la criminalidad y de la corrupción. Esta política, además, ha venido estimulando el deterioro de las instituciones, al punto que muchos gobiernos han sido secuestrados por el narco Estado.