Suruku’a

Especie número 9 del manuscrito y 270 de los Apuntamientos de Félix de Azara, con la denominación de Surucua y de Surucuá, respectivamente.

Suruku'a (Trogon surrucura), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature)
Suruku'a (Trogon surrucura), fotografía gentileza de Oscar Rodríguez (Paraguay Birding & Nature)

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Sobre el nombre común en guaraní de esta especie, Félix de Azara se limitó a consignar en sus Apuntamientos que los guaraníes “le conocen por este nombre”; Arnoldo de Winkelried Bertoni nos ilustra sobre él, en su Vocabulario, indicando que está compuesto por las palabras surú/hundido y ku’á/cintura, lo que puede ser traducido al español como vientre hundido, lo cual es una característica del Suruku’a.

Esta ave, dice Azara en su manuscrito, “sola la he visto en los bosques cercanos al río de Curuguaty, donde de un escopetazo maté el individuo que voy a describir, pero no dudo que es común en otros bosques, particularmente al norte de esta provincia”; eso ocurrió el 25 de julio de 1786, en los bosques inmediatos al obraje de maderas de don Josef Venancio de la Rosa, en el paraje denominado Mbariguí.

En sus Apuntamientos agregó Azara que esta ave no abunda, y que:

“No le he visto sino en el Paraguay y hasta los 28 grados. (…) en una ocasión le vi matar con un palo (…). (…) He visto al macho pegado como los carpinteros, excavando el tacurú con el pico para el nido, mientras la hembra tranquila en el árbol inmediato miraba animando al esposo”.

Nomenclatura

Sonnini afirmó que esta especie es el Couroucou à ventre rouge de Buffon, es decir, el Cuiricui brasiliensibus de Marcgrave, o el Trogon curuicui de Latham; en síntesis, el Trogon curucui, que es el que aparece retratado en la estampa iluminada de Martinet número 452, con el nombre de Couroucou à ventre rouge de Cayenne.

En la misma nota aclaró Sonnini que, en esta especie, el plumaje del pichón difiere mucho del de los adultos, así como el del macho del de la hembra, y el del ave en muda del del ave en estado ordinario, de donde resultan las variedades que se proporcionan en las descripciones, o las diferencias que Azara señaló, con acritud, como verdaderos errores entre su Surucuá y el Couroucou à ventre rouge de Buffon; sin embargo, -puntualizó- el único error del naturalista francés fue el haber descrito a un macho joven como una hembra.

Agregó, además, que el caballero Lefebvre-Deshayes, a quién Buffon presenta como un excelente observador, no es un impostor -como lo considera Azara-, pues las notas de este estimado hombre concuerdan con las que, su sabio amigo Vieillot, dio sobre la misma ave en su hermosa Histoire des oiseaux de l’Amérique.

Resulta que, en sus Apuntamientos, tras contrastar la descripción de su Suruku’a con la del Couroucou à ventre rouge de Buffon, Azara concluyó:

“Esta descripción pertenece indudablemente a mi macho; pero peca uniformando los colores de la cabeza y cuello con el de sobre el cuerpo: le aplica trocadamente las lindas líneas blancas, que la hembra tiene en el orden mayor de cobijas y barba externa de algunos remos, alterándoselas en zigzag: llama mástiles blancos de los remos a las borditas de las barbas: suprime lo blanco en la cola, porque quizás estaría despuntada, y yo suplico que se examine: y pone en ella al través tiritas grises, con otros descuidos. Sin embargo no debo dudar que habla de mi pájaro, porque casi es inequivocable”.

Luego, al hacer lo propio con la estampa iluminada de Martinet, dijo:

“Todo manifiesta que el dibujante y el iluminador no están acordes con Buffon”.

Y, finalmente, se refirió a dos cartas que el caballero Lefebvre-Deshayes había remitido a Buffon desde Santo Domingo – la primera con la descripción del Couroucou à ventre rouge, y la segunda con la del Ani des palétuviers (Ano guasu, Crotophaga major), diciendo que estaban llenas de falsedades.

Aquí nuevamente fue Vieillot quien aclaró la confusión al determinar que el Surucuá de Azara era una especie nueva, a la que denominó Couroucou surucura o Trogon surrucura (1817, Nouv. Dict. Hist. Nat., 8, p. 321), y le asignó el nombre guaraní rescatado por Azara.

Costumbres

Azara anotó en su manuscrito que el Suruku’a no es un ave esquiva, pues fácilmente y sin gatear se la puede acercar a tiro; y, que le dijeron que jamás bajaba al suelo, que no iba en bandadas sino a pares, y que jamás salían de los bosques espesos y altos. Refirió, además, que este pájaro era bello, de mucho aseo y suavidad, y que para cantar hinchaba su cuerpo.

En sus Apuntamientos agregó que, si bien a veces se sitúa en las ramas más altas, por lo general se posa sin ocultarse en la mitad alta de los árboles, sin bajar a la mitad inferior ni al suelo; que en esa posición pasa bastantes ratos tranquilo, atisbando los insectos volantes que le pasan a tiro, y sale a pillarlos con destreza; que no prolonga sus vuelos, los que son violentos y a ondulaciones verticales; que es estacionario; que canta poco, cuando no hay amor; y, que su voz se reduce a repetir muchas veces sin intermisión la sílaba pio, fuerte, sonora y melancólicamente, correspondiéndose los sexos.

Nido

Habían asegurado a Azara que el Suruku’a criaba en los troncos agujereados, o en los nidos abandonados de algún carpintero o, con mayor frecuencia, en los tacurús de los árboles, abriéndoles en la parte baja un agujero, en el cual sin colchón ponía dos huevos. Un sujeto que sacó de un nido dos pollos le había comentado que los crió algunos días en su casa, con mariposas, gusanitos, y carne, hasta que perecieron por desgracia.

Luego, en sus Apuntamientos, mencionó que en tales nidos el Suruku’a ponía “dos huevos según unos, y 4 según otros por septiembre”.

Caracteres

Azara describió en el manuscrito a un Suruku’a hembra; sus Apuntamientos contienen la descripción de los de ambos sexos, aunque sin los detalles siguientes, que aparecen en el manuscrito:

Tarso y pierna: cubiertas de plumitas suaves color gris oscuro. La pierna es de color gris, tiene cuatro dedos, dos anteriores; los interiores son los más largos. Las uñas son corvas.

Pico: algo corvo con entradita en la cabeza y de color de cuerno; la mitad inferior tiene en el labio dientes como de sierra, fuertes, agudos, y sus puntas inclinadas hacia delante. La mitad superior también tiene dientes, y una aristilla saliente dentro de la boca. En la base del pico, paralela al labio, están las narices, cuyo ángulo interno está oculto. Sobre dichas ventanas salen pelos negros, largos siete líneas, dirigidos con cuarenta y cinco grados de elevación horizontal, y que forman ángulo de sesenta grados con el exterior del pico, la base de este es muy calzada de plumitas, las que salen algo hacia fuera. La horqueta es muy poblada de plumas y de pelos que salen hacia arriba de modo que la pieza inferior parece metida entre pelos negros algunos más largos que el pico. Principalmente salen dichos pelos por los costados bajo de las narices.

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