Para el estudio, publicado en Current Biology, los científicos analizaron fósiles que contenían moléculas de productos químicos naturales hallados en plantas y que en su momento formaron parte de la última comida de estos animales.
A través de este análisis molecular, hallaron que Edicara biota tenía boca e intestinos y que digería la comida de la misma forma que lo hacen los animales modernos.
Edicara biota, que tenía una forma similar a la de una babosa, era probablemente uno de los ejemplares más avanzados del género de los Ediacaranos.
Así, ejemplares de otras especies como por ejemplo Dickinsonia, que llegaban a medir 1,4 metros de longitud y tenían un cuerpo formado por una estructura similar a las costillas, no tenían ojos, boca ni intestinos y absorbían la comida a través del cuerpo.