Una judía romana recuerda el asalto de los nazis al gueto de Roma hace 80 años

Roma, 12 oct (EFE).- "Estábamos convencidos que no nos iba a pasar nada porque el papa estaba aquí al lado", así explica Lia Levi, de 91 años, cómo vivían los judíos en Roma antes de aquel 16 de octubre de 1943 del que se cumplen 80 años cuando los nazis entraron en el gueto y se llevaron a 1.024 judíos romanos, de los que solo regresaron 16 tras pasar dos años en los campos de exterminio.

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Ella fue una de las niñas que junto a otros más de 4.500 personas, de las que 3.200 eran judíos, encontraron refugio en los conventos e iglesias de Roma según una reciente investigación y pudieron salvar la vida.

"¿Te parece que van a hacernos algo teniendo el papa aquí al lado. Los judíos estaban convencidos que no podía pasar nada con el Vaticano al otro lado de rio Tíber", explica Levi, escritora y periodista en un encuentro con los medios en la sede de la Prensa Internacional en Roma con motivo de los 80 años del asalto al gueto de Roma que se conmemorará el próximo lunes.

"Mi madre nos dijo que no sucedería nada porque los judíos romanos eran como el Coliseo, nadie nos tocaría", cuenta Levi, que, sin embargo, apunta que su padre empezó a desconfiar cuando el ejercito alemán empezó a pedir 50 kilos de oro a las familias judías pues eso quería decir que algo iba a pasar.

Por eso, a finales de agosto, cuando aún no habían comenzado los colegios la llevaron a ella y sus hermanas a un convento de monjas en el barrio de Casaletto, entonces fuera del centro de Roma, porque sentían que estaban en peligro.

Allí se les cambió la identidad, se les puso un nombre católico y se les pidió que rezaran como el resto de niños para pasar inadvertidos. "Pero pedí a la monja si podía rezar nuestras oraciones por la noche y me dijo que sí", relata.

Cuenta que poco a poco fueron llegando más niños y el 16 de octubre su madre se presentó a la puerta del colegio. Ellos no vivían en el gueto y alguien les advirtió y pudieron escapar antes de que los alemanes se presentasen a la puerta de su casa y pudieron encontrar refugio en otro instituto católico.

Lia Levi fue una de los nombres que han surgido en las investigaciones que arrojan luz sobre el refugio brindado por la Iglesia a unas 4.300 personas, en su mayoría judíos, durante las persecuciones nazifascistas en Roma entre 1943 y 1944, cuando Roma fue liberada por los aliados.

El historiador y experto en la historia del fascismo italiano Renzo De Felice publicó en 1961 un registro de las congregaciones religiosas, comprendiendo 100 femeninas y 55 masculinas, que dieron resguardo a individuos perseguidos. Aunque él reveló el número exacto de personas albergadas por estas congregaciones, se creía que toda la documentación detallada se había extraviado

Sin embargo, con estos nuevos hallazgos se ha identificado a 4.300 personas, de las cuales 3.600 están con su nombre completo. De este grupo, se ha confirmado que aproximadamente 3.200 eran judíos, gracias a la comparación con los archivos de la Comunidad Judía de Roma.

La religiosa Grazia Loparco confirma a los medios que en sus investigaciones para conocer los nombres de estos niños y otras personas que se refugiaron en 250 institutos y parroquias católicas que el Vaticano y el papa Pio XII (1939-1958) sabían que se estaba escondiendo a estas personas y en muchos casos daban la autorización o preguntaban desde la secretaría de Estado si había más sitio o se organizaba el envío de ayudas.

Loparco revela que hasta 40 personas también encontraron refugio dentro del Vaticano.

En el instituto, Lia Levi se convierte primero en Lia Lenti y luego en Maria Cristina Cataldi, una niña que había pasado el verano en el instituto, después de que alguien del Vaticano indicó que el primer nombre y apellido era demasiado parecido al suyo y podría hacer sospechar.

Lia Levi asegura que a veces tuvieron miedo, pero nunca estuvieron aterrorizados porque en este instituto, mezclados con los otros niños, no sabían lo que realmente estaba pasando.

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