Los detalles del estudio -el más extenso hasta la fecha sobre ADN antiguo africano-, realizado por investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) y de la Universidad de Johannesburgo, se han publicado este miércoles en “Nature”.
El equipo analizó los genomas antiguos de 28 individuos del sur de África y los comparó con otros coetáneos de otras partes del mundo y descubrió que los habitantes de la Edad de Piedra del sur de África vivieron aislados durante mucho tiempo.
“Este grupo parece haber estado genéticamente separado durante al menos 200.000 años y solo hace unos 1.400 años surgen rastros claros de flujo genético en este grupo, cuando el ADN de individuos de África Oriental y Occidental comienza a apreciarse en individuos del sur de África”, detalla Jakobsson.
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Aunque ningún grupo nuevo migró al sur de África antes de hace unos 1.400 años, los datos genéticos sugieren que los miembros de la población meridional sí migraron al norte en algunos períodos climáticos favorables. De hecho, se ha encontrado material genético -de hace unos 8.000 años- de esta población meridional en individuos de la actual Malawi, y es posible que las aproximaciones desde el sur también ocurrieran antes.
Gran parte de los restos humanos analizados se han encontrado en el Refugio Rocoso del Río Matjes (Sudáfrica), un yacimiento con restos de hace unos 10.000 a unos 1.500 años y en el que también se han encontrado herramientas distintas en cada periodo histórico y con distintas técnicas de fabricación.
Sin embargo, los individuos son genéticamente prácticamente idénticos a lo largo de todo el período, es decir, no hay evidencia de inmigración ni intercambio poblacional, “todo lo contrario de lo que sucedía en Europa, donde los cambios culturales suelen coincidir con migraciones de población”, afirma Jakobsson.
Siete de ellas, relacionadas con la función renal, estaban “claramente sobrerrepresentadas”. Los autores creen que estas variantes están vinculadas a la singular capacidad humana de enfriar el cuerpo mediante el sudor, lo que requiere una buena capacidad para controlar el equilibrio hídrico corporal.
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Evolución cognitiva
También hallaron variantes implicadas en el sistema inmunitario y en el crecimiento neuronal. Más del 40 % de estas variantes se asocian con las neuronas y el crecimiento cerebral, lo que sugiere un papel en la evolución cognitiva.
“Uno de los resultados más significativos del estudio es que sugiere que los comportamientos y el pensamiento complejos observados en el registro arqueológico del sur de África de hace unos 100.000 años se originaron localmente y pueden haberse filtrado posteriormente hacia el norte con los genes y las tecnologías de los cazadores-recolectores locales”, dice Marlize Lombard, arqueóloga de la Universidad de Johannesburgo y coautora del estudio.