La sencillez de Platón abre serie

El libro de hoy, a más de la “Apología de Sócrates” incluye otro clásico de Platón, “Fedro”, en el que el protagonista es también su maestro, Sócrates. Este volumen exhibe la profunda sencillez con la que Platón expone las ideas de su gran maestro: Sócrates.

“Apología de Sócrates” es la recreación del juicio a que fuera sometido el ateniense por denuncia de tres personajes: un poeta, un artista y un político, que lo acusaron de rechazar a los dioses impuestos por el Estado, de corromper a la juventud y de tratar de instalar dioses “propios”.

La reproducción que hace Platón de ese juicio es apasionante, pues refiere cómo Sócrates fue desbaratando cada una de las acusaciones sin recurrir nada más que a la verdad, aunque no se privó de disparar unos dardos: “Conocí desde luego que no es la sabiduría la que guía a los poetas, sino ciertos movimientos de la naturaleza y un entusiasmo semejante al de los profetas y adivinos; que todos dicen muy buenas cosas, sin comprender nada de lo que dicen”.

Al final, Sócrates, luego de exponer sus razones y jactarse ante sus jueces (“En esto consiste toda la virtud del juez, como la del orador: en decir la verdad”), termina condenado a muerte y aprovecha sus últimos momentos para reflexionar sobre su destino mortal y esgrimir luego un desafío perentorio: “ya es tiempo de que nos retiremos de aquí, yo para morir, ustedes para vivir”.

Este libro incluye otro título clásico de Platón, “Fedro”. El texto relata un extenso diálogo entre Sócrates y Fedro, diálogo que alcanza en algunos momentos el brillo de la sencillez: “Cuando el gusto del bien, que la razón nos inspira, se apodera del alma entera, se llama sabiduría”.

Platón rememora recurrentemente el recurso socrático de inspirar con preguntas, y la conversación se dispersa en un amplio abanico temático que incluye el amor, la belleza, la inteligencia, eso que llamamos talento o la falta del mismo (“tú posees las nociones preliminares del arte, pero no el arte mismo”), y otros puntos tales como la naturaleza del alma.

En el prólogo del volumen, el director de la colección, Bernardo Neri Farina, dice que este es un libro para acercarse a Platón.