De una cota inicial de 219 metros sobre el nivel del mar, según actualización al martes 26 de noviembre del Operador Nacional del Sistema Eléctrico del Brasil (ONS), hoy está en 216,63 metros. Esto equivale a 2,37 metros de reducción.
Es decir, en estos 40 días de flexibilización el nivel del embalse ha bajado en un promedio de seis centímetros diarios y habría generado más de 1.000 GWh. Esta cantidad sería más que toda la producción anual de la represa paraguaya de Acaray.
Cabe recordar que el 16 de octubre pasado comenzó la “flexibilización” del embalse, autorizada por ambos directores de la binacional, la cual llegó a 50 centímetros, como manda el Tratado.
Debido a la crisis hidrológica del río Paraná, y ante la falta de lluvias, intervino el Consejo de Administración de la entidad, autorizando la reducción por debajo de 218,5 metros sobre el nivel del mar, que hasta ahora continúa y que llegaría hasta los 216 metros.
Según las explicaciones técnicas, la afluencia normal del Paraná está en el orden de los 11.000 m³/s (metros cúbicos por segundo), pero a finales de octubre ya estaba por debajo de los 7.000 m³/s, insuficientes para que las turbinas sigan produciendo a su capacidad nominal de 700 MW, y un total de 12.135 MW.
Esta situación se está “subsanando” con la utilización de las aguas del embalse para seguir generando energía eléctrica y satisfacer la demanda de ambos países. Algo que los técnicos locales critican es que Brasil se está quedando con casi el 90% de la energía del embalse.