El ataque de la roya costó unos US$ 294,6 millones

La severa infestación de los cultivos de soja con el mal conocido como roya asiática (Phakopsora pachyrhizi) implicó en la pasada campaña un costo de control de aproximadamente US$ 294.6 millones, en aplicaciones de fungicidas, según la estimación divulgada ayer por el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave).

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Aunque el ataque de la roya a los cultivos de la soja en Paraguay ya data de 2001 y la normativa para contrarrestarla de 2011 (pausa fitosanitaria), el Senave recién ahora toma en serio la problemática que ocasiona dicho mal y anuncia un mayor control del tema.

El presidente de esa institución, ingeniero agrónomo Francisco Regis Mereles, informó que la institución realizará estrictos controles y aplicará sanciones y multas a los que incumplan la resolución 71/11, que establece un periodo de veda para el cultivo de la soja, entre el 1 de junio y el 30 de agosto, de cada año, en el marco del combate contra el avance de la roya.

Detalló que, en caso de detectarse irregularidades, los infractores serán pasibles de sanciones desde 50 jornales hasta 10.000 jornales, es decir, de entre G. 3,5 millones y 701,5 millones, previo sumario y destrucción de los cultivos infractores.

Destacó que las oficinas regionales de todo el país tienen como prioridad el control del cumplimiento de la pausa fitosanitaria.

Recordó que, según estudios realizados por expertos fitopatólogos en el país, unas 2.300.000 hectáreas de cultivo de soja presentaron rangos epidemiológicos de ataques de la roya. Esa superficie implicó un costo promedio de US$ 102 por hectárea de fungicida. Mientras que 1.200.000 hectáreas presentaron menor incidencia, con un costo promedio de US$ 50 por hectárea, estimando que este año, el costo a nivel país para el control de la roya de unos US$ 294.6 millones.

Informó que, según monitoreo y observaciones de técnicos, la epidemia severa de roya se registró en las regiones de Alto Paraná, Canindeyú, Caaguazú e Itapúa, agravada por la baja eficacia de los fungicidas tradicionales. Esto generó un elevado número de aplicaciones aumentando el costo de producción a la ya reducida productividad. En algunos casos derivó en costos insostenibles del control de la enfermedad.

Recordó que el Phakopsora pachyrhizi es un patógeno biotrófico, que no sobrevive en los residuos de cosecha infectados, pero sí, por unos 50 días en las plantas que nacen después de la cosecha y que puede desarrollarse muy rápidamente si se presentan condiciones ambientales favorables, infectando rápidamente al hospedante.

Comentó que durante la pausa fitosanitaria, los productores pueden optar por otros rubros de renta, atendiendo que las áreas de cultivo solo deben estar libre de soja u otra especie de la misma familia, de manera a reducir la fuente de inóculo del hongo causante del mal que los provoca.

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