Un árbol que adquiere plenitud en 50 años se destruye y convierte en espectro de la noche a la mañana con las podas inmisericordes de la ANDE. Las normas exigen a que la Comuna tenga un inventario y proteja al patrimonio natural de la ciudad.
En general los árboles de la familia Bignoniaceae, a la que pertenecen los lapachos, se desarrollan plenamente al llegar a los 40 ó 50 años. El amarillo es aún más lento para adquirir el diámetro de completa madurez en el tronco.
La altura de estas mismas especies oscila desde unos cinco metros por lo bajo y van hasta un máximo de 15 a 25 metros. Estas condiciones para nada importan, cuando se trata de someterlos a las oprobiosas podas para que sus copas no molesten a los cables de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE).
A la estatal al parecer no le preocupa que estén cargados de flores para pasarlos por los "machetazos" ante la pasividad municipal que está obligada a velar por el patrimonio natural de la ciudad.
Un lapacho amarillo en suelo preferencial tierra roja y alta tarda entre ocho y 12 años para completar su copa y florezca profusamente. Sin embargo, desde los un año ya puede empezar la floración, menciona el Ing. Germán González, del Jardín Botánico.
"Normalmente las plantas de floración profusa se podan después de este proceso y no antes. Si se poda antes, ese año ya no puede florecer e, incluso, el lapacho tarda cuatro años en volver a tener botones florales", advierte.
No hay inventario
Según la Ordenanza 60/98, de protección arbórea de Asunción, la Municipalidad debe mantener "un registro actualizado de los árboles del dominio público y privado declarados plantados, con datos sobre la ubicación, especie, edad aproximada y otros de interés, a los efectos de su adecuada conservación y planificación". Hasta ahora nadie se ocupó de hacerlo.
En general los árboles de la familia Bignoniaceae, a la que pertenecen los lapachos, se desarrollan plenamente al llegar a los 40 ó 50 años. El amarillo es aún más lento para adquirir el diámetro de completa madurez en el tronco.
La altura de estas mismas especies oscila desde unos cinco metros por lo bajo y van hasta un máximo de 15 a 25 metros. Estas condiciones para nada importan, cuando se trata de someterlos a las oprobiosas podas para que sus copas no molesten a los cables de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE).
A la estatal al parecer no le preocupa que estén cargados de flores para pasarlos por los "machetazos" ante la pasividad municipal que está obligada a velar por el patrimonio natural de la ciudad.
Un lapacho amarillo en suelo preferencial tierra roja y alta tarda entre ocho y 12 años para completar su copa y florezca profusamente. Sin embargo, desde los un año ya puede empezar la floración, menciona el Ing. Germán González, del Jardín Botánico.
"Normalmente las plantas de floración profusa se podan después de este proceso y no antes. Si se poda antes, ese año ya no puede florecer e, incluso, el lapacho tarda cuatro años en volver a tener botones florales", advierte.
No hay inventario
Según la Ordenanza 60/98, de protección arbórea de Asunción, la Municipalidad debe mantener "un registro actualizado de los árboles del dominio público y privado declarados plantados, con datos sobre la ubicación, especie, edad aproximada y otros de interés, a los efectos de su adecuada conservación y planificación". Hasta ahora nadie se ocupó de hacerlo.