Los números de Marito

Mario Abdo Benítez afirma que lo “pueden putear”, pero no le pueden refutar los números, y a modo de ejemplo sostiene que, en términos de asfaltos, “en dos años y medio duplicamos al mejor gobierno de la era democrática, que fue el gobierno de Horacio Cartes”. Es posible, como él declara, que su decisión de “no leer nada excepto la Biblia” haya aliviado su salud mental, pero, dado que se resiste a hacerlo por sí mismo, si hay alguien de su confianza que sea un poco patriota y no tan cepillero, encarecidamente le pedimos que le informe debidamente y le haga pisar tierra. Por cierto, los que definitivamente no le sirven a Marito para alardear son sus números económicos, como los referentes a la deuda externa y al déficit con relación al PIB, que se han desbordado. Los datos en salud y educación tampoco le favorecen. Para Marito, el Gobierno de su ahora aliado (o patrón) Horacio Cartes fue el mejor de la era democrática. Puede que no se quiera enterar, pero el suyo va rumbo a convertirse en el peor de todos.

Cargando...

Mario Abdo Benítez afirma que lo “pueden putear”, pero no le pueden refutar los números, y a modo de ejemplo sostiene que, en términos de asfaltos, “en dos años y medio duplicamos al mejor gobierno de la era democrática, que fue el gobierno de Horacio Cartes”. Es posible, como él declara, que su decisión de “no leer nada excepto la Biblia” haya aliviado su salud mental, pero, dado que se resiste a hacerlo por sí mismo, si hay alguien de su confianza que sea un poco patriota y no tan cepillero, encarecidamente le pedimos que informe debidamente y le haga pisar tierra al Presidente de la República.

Es cierto que el covid se mantuvo bajo cierto control y que las cifras no son catastróficas, lo que no es poca cosa. Con algo más de 2.700 fallecidos, alrededor de 40 por cada cien mil habitantes, Paraguay está bastante bien si se compara con Sudamérica, Estados Unidos y Europa (no así si se compara con la mayor parte de África, Asia y Oceanía). Pero el relativo éxito en la lucha contra la pandemia, más que al Gobierno, se debe a una característica demográfica (el 93% tiene menos de 65 años), al comportamiento general de la población y al heroico desempeño del personal de blanco en la primera línea, en medio de múltiples precariedades.

Como nunca, el Poder Ejecutivo tuvo todos los recursos a su disposición en tiempo y forma para enfrentar la emergencia, pero la corruptela, la inoperancia y el derroche, imperdonables en estas circunstancias, redujeron drásticamente el impacto del enorme esfuerzo financiero que pesará por muchos años sobre las espaldas de la ciudadanía. Después de casi un año de cuarentena, esos recursos extraordinarios ya no existen, en un alto porcentaje dilapidados en subsidios, desvíos y en mantener inalterable el aparato estatal, las falencias subsisten y, encima, Paraguay está entre los más rezagados en la importación de vacunas. Las primeras dosis se aguardan para este mes, pero la disponibilidad para una amplia inmunización tendrá que esperar, por lo menos, otro año más.

Eso en cuanto al coronavirus, ámbito en el que el Gobierno prácticamente se limitó a hacer lo más fácil: exigirle permanentes sacrificios personales y económicos a la gente para contener la propagación, que es como evitar accidentes de tránsito prohibiendo la circulación de vehículos. Otras áreas de la salud pública fueron severamente desatendidas, en un país donde se producen cerca de 30.000 fallecimientos anuales, diez veces más que los causados por el covid (los que, a su vez, frecuentemente estuvieron ligados a otras patologías crónicas). Por lo tanto, si Marito quiere jactarse de los números en el campo de la salud, todavía faltan los datos consolidados de causas de ocupación de unidades de terapia intensiva y de muerte en 2020.

Los que definitivamente no le sirven a Marito para alardear son sus números económicos. Recibió la administración del Estado con una deuda pública de 8.000 millones de dólares, ya después de que “el mejor gobierno” al que hizo referencia la aumentara del 11 al 20% del PIB. En solo dos años y medio le agregó otros 4.000 millones de dólares y hoy la deuda trepa al 33,5% del PIB, bien por encima de la barrera tenida como límite de prudencia. Asimismo, recibió el país con un déficit ajustado al tope legal del 1,5% del PIB, pero ya en 2019 se saltó al 2,7% y en 2020 se desbordó al 6,2% del PIB. No contento con ello, pretende aplicar un “plan de convergencia” que implica continuar con altos saldos rojos hasta el final de su mandato.

Dirá que la recesión en 2020 fue menor que la esperada, alrededor del -1% según la dudosa estimación oficial. Pero ello se debe fundamentalmente al imprevisto aumento de los precios de los commodities agrícolas, en particular de la soja, en el mercado internacional, donde el Gobierno no tiene ninguna injerencia. Para tener el verdadero panorama de la economía real, basta preguntar a las empresas, sobre todo a las pequeñas, que son la gran mayoría, cómo les ha ido en un año en el que mucha gente tuvo que alimentarse en ollas populares.

Marito habla de que “duplicó los asfaltos”, pero no sabemos de dónde saca ese dato o quién le mintió. El portal del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones tiene un “Contador de kilómetros asfaltados” que, irónicamente, está permanentemente “en construcción”. Si nos atenemos a las declaraciones del ministro Arnoldo Wiens, en 2018 el país tenía 6.000 kilómetros de rutas asfaltadas, con varias obras iniciadas, y el plan es llegar a 8.000 al final del período, meta que está lejos de alcanzarse. Con 4.000 millones de dólares de endeudamiento en tan corto lapso no solo tendría que haber muchas más rutas, sino hospitales modelos, escuelas en perfectas condiciones, decenas de miles de nuevas viviendas. No es el caso.

En educación pública la situación es angustiante. Las cuestionadas autoridades del ramo simplemente suspendieron las clases por tiempo indefinido y se dedicaron a “figuretear”, cuando es evidente que nunca lograron poner el sistema mínimamente a tono con las exigencias. Ni siquiera atinaron a zonificar la suspensión, para, por lo menos, intentar que no aumente la brecha de desigualdad con las comunidades más alejadas. El 2020 fue un año perdido para cientos de miles de niños y adolescentes, y ya estamos en febrero y nadie tiene claro qué van a hacer en 2021.

Para Marito, el Gobierno de su ahora aliado (o patrón) Horacio Cartes fue el mejor de la era democrática. Puede que no se quiera enterar, pero el suyo va rumbo a convertirse en el peor de todos.

Enlance copiado
Content ...
Cargando...Cargando ...