La educación es la mejor arma contra la inequidad social

Como muy auspiciosa y comprometida con el progreso del Paraguay debe ser calificada la decisión de la Cámara de Senadores de aprobar la creación del Fondo para la Excelencia de la Educación e Investigación, al mismo tiempo que asignarle un 30% de los fondos extras de Itaipú –unos 108 millones de dólares– obtenidos por el incremento del pago en concepto de cesión de energía no consumida por parte del Brasil. La medida tiene visión de futuro e incorpora el concepto crucial de que, sin mejoramiento de los niveles de educación de nuestro país, prácticamente no existe desarrollo económico y social posible. Es de esperar que este trascendente tema se convierta en un eje prioritario de las plataformas y debates electorales que se avecinan.

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Como muy auspiciosa y comprometida con el progreso del Paraguay debe ser calificada la decisión de la Cámara de Senadores de aprobar la creación del Fondo para la Excelencia de la Educación e Investigación, al mismo tiempo que asignarle un 30% de los fondos extras de Itaipú –unos 108 millones de dólares– obtenidos por el incremento del pago en concepto de cesión de energía no consumida por parte del Brasil. La medida, es preciso decirlo, tiene visión de futuro e incorpora el concepto crucial de que sin mejoramiento de los niveles de educación de nuestro país, prácticamente no existe desarrollo económico y social posible.

El proyecto, que ahora pasa a la consideración de la Cámara de Diputados, estipula la creación de un fondo fiduciario destinado a la optimización de áreas fundamentales en el ámbito de la educación, tales como incorporación de tecnologías de la información y comunicación, otorgamiento de becas para la formación superior en universidades nacionales o extranjeras, apoyo para el mejoramiento de la formación docente, asistencia integral a la primera infancia, y fortalecimiento de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior y del Sistema Nacional de Evaluación de la Calidad de la Educación.

En primer término, cabe resaltar la iniciativa del grupo que propuso el proyecto, encabezado por los prestigiosos periodistas Luis Bareiro, Óscar Acosta y Carlos Peralta, al que luego se sumaron representantes de diferentes sectores: campesinos y jóvenes organizados, profesionales de diferentes ámbitos y voluntarios que aportaron su tiempo e inteligencia para lograr que ese dinero sea invertido en una causa noble y necesaria para salir del pozo. Sus actores, aglutinados en la organización “Ahora Paraguay”, pusieron a un lado las diferencias ideológicas, políticas y religiosas que pudieran tener para pensar juntos la manera de lograr inclusión, equidad y calidad en la educación pública. Todo un ejemplo a seguir.

Es evidente que muy otra hubiera sido la situación del Paraguay, tanto en términos de calidad del sistema educativo como de superación de la pobreza que nos azota, si el Estado hubiera adoptado 20 años atrás la decisión de asignar una importante cantidad de fondos públicos al mejoramiento de la educación de nuestro pueblo. La ignorancia, como bien se sabe, es la madre prolífica de la miseria, y es combatiéndola desde la raíz como se logrará dar un salto cualitativo en lo que respecta al incremento de los estándares de desarrollo humano y crecimiento económico en el país.

Existen tres componentes del proyecto aprobado en el Senado que merecen ser puestos de relieve. El primero de ellos es la asignación de recursos a la incorporación de tecnologías de la información y comunicación, es decir, aumentar los niveles de conectividad en el sistema educativo formal. Llevar internet, a través de programas tales como el de “Una computadora por niño”, al mayor número posible de estudiantes de la primaria del país es una contribución directa y efectiva a la expansión del conocimiento.

En segundo lugar, se destaca el mejoramiento de la formación docente, área en la que nuestro país presenta un rezago notorio, y que tanto perjuicio acarrea al sistema educativo formal en todos los órdenes. En este sentido, es urgente fortalecer la preparación y actualización de nuestras maestras y maestros. En suma, enseñar a enseñar al que enseña, porque si el profesor está debidamente capacitado, es lógico que su aptitud tenga un impacto más positivo en el educando. Urge, pues, recuperar tiempo perdido en esta sensible materia.

Finalmente, otro aspecto fundamental es el otorgamiento de entre el 10 y el 20% (10,8 a 21,6 millones de dólares) de los recursos del fondo a la concesión de becas para realizar estudios en las mejores universidades nacionales y extranjeras. Lo ideal sería enviar el mayor número posible de estudiantes al exterior, a fin de que puedan formarse en carreras técnicas vinculadas con el empleo inteligente de los importantes recursos naturales que posee nuestro país para su desarrollo económico.

En este sentido, debería ser de profunda inspiración el programa “Ciencias sin Frontera” del Brasil, implementado por la presidenta Dilma Rousseff y el sector empresarial para que unos 100.000 jóvenes brasileños se preparen en las mejores universidades del mundo. El plan, que tiene un monto asignado de 2.000 millones de dólares para su aplicación, da cuenta de que el vecino país, tanto en su clase dirigente como la sociedad civil, tiene claro que la educación, la tecnología y la ciencia son los caminos que, sin duda, se deben seguir para conducir al desarrollo de una nación. No hay otra senda ni atajo posibles.

La decisión adoptada por el Senado de la Nación da cuenta de que la clase política paraguaya está madurando. Que, finalmente, percibe con claridad indiscutida que la educación es un asunto de fundamental importancia en el progreso de las naciones, y que un gran consenso nacional debe producirse para sacar al país del estado de miseria y subdesarrollo en que se encuentra. El arma más eficaz para lograrlo es, que no quepan dudas, una formación de calidad de nuestros conciudadanos.

Es de esperar que este delicado y trascendente tema se convierta en un eje prioritario de las plataformas y los debates electorales que se avecinan, al mismo tiempo que la Cámara de Diputados sancione sin mayor trámite ni dilación la aprobación de esta ley que tan gravitante impacto tendrá en el presente y en el futuro de un Paraguay sin exclusiones y con oportunidades de bienestar para todos y cada uno de los que lo habitamos.

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