Artesano tobateño conquista China

“La danza de la semilla” es la escultura tallada por el artesano tobateño Elías Orrego Páez (34), que ahora forma parte del acervo del Museo de la Historia de la Artesanía en Dongyang, China Continental. Fue el único paraguayo que participó del concurso realizado como parte de los festejos por los 50 años del World Crafts Council (WCC). Junto a otros 40 artesanos de todo el mundo quedó seleccionado entre los siete mejores.

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El arte de tallar la madera es innato en Elías Orrego Páez. “Es una herencia de familia que se fue transmitiendo de generación a generación de manera autodidacta. Mi madre es talladora y pintora, Nilda Páez, sobrina de don Zenón Páez”, comenta orgulloso.

Es el segundo de cinco hermanos. El mayor, Ariel Andrés, vive en Nueva York donde también talla en sus ratos libres. Los demás, Rosa Prisca, Inés Margarita y Fidel Arturo también tienen como principal actividad el tallado: “Yo prácticamente hacía mis juguetes tallando la madera desde los seis o siete años. Veía cómo mi mamá trabajaba y yo también empecé a hacer”.

Enterado por internet del concurso para celebrar las bodas de oro del World Crafts Council (Consejo Mundial de la Artesanía) contactó con el Instituto Paraguayo de Artesanía (IPA) y se postuló con el respaldo de la entidad y su titular Esmilse Bobadilla.

Fue un gran encuentro mundial de artesanos en China Continental, ocasión en que los participantes concursan y sus obras quedan como acervo del Museo de la Historia del Tallado que abarca desde el Paleolítico hasta nuestros días. “Nos dieron las herramientas y empezamos a tallar la pieza de un metro y medio de altura durante cinco días de 7 de la mañana a 7 de la noche”, comenta.

En total eran cuarenta artesanos de Europa, Asia, África, Australia y América que participaron junto con propietarios de talleres de artesanía de China.

Elías Orrego considera que la experiencia ha sido maravillosa, pues tuvo oportunidad de estar trabajando en una universidad de Arquitectura y Diseño, donde se forman los mejores profesionales que tiene China y que diseñan toda la infraestructura del país asiático.

“Me impresionó la organización y el respeto a las tradiciones. Enseñan a los niños a valorar la cultura, sobre todo el tallado. También me llamó la atención que en cualquier espacio libre de la ciudad plantan hortalizas, aunque sea a un lado de la carretera. Se aprovecha todo para alimentos y se incentiva”, refiere.

Destacó el contacto con artistas europeos, australianos y africanos que impresionan por la destreza y la forma en que trabajan. “Yo hago tallados inspirados en piezas jesuíticas, desde el rostro de una persona hasta toda la imaginería que nos legaron con los franciscanos”.

Lamenta que sea una tradición que se va perdiendo en el país por falta de apoyo de organismos estatales, incluso para la enseñanza. Elías cursa el último año de profesorado en Artes Plásticas en la escuela Kuarahy Mimbi de Caacupé. “Es una carrera que va desapareciendo y sería bueno incentivarlo en cada departamento para valorar nuestra cultura”.

INSPIRACIÓN JESUÍTICA

La “Danza de la Semilla”, obra con la cual el paraguayo se puso entre los siete primeros lugares, está hecha en una pieza de madera de un metro y medio. Se inspira en el modelo jesuítico por los pliegos y el vuelo que adquiere. Es la representación de la unión de dos culturas en nuestra tierra: la hispana y la guaraní. Es la interpretación de la danza de los nativos en torno a una semilla para que nazcan nuevos árboles en medio de tanta depredación. Significa que haya más alimentos, más naturaleza y paz.

pgomez@abc.com.py

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