MANAGUA (AFP, EFE). La Conferencia Episcopal de Nicaragua pidió ayer al gobierno de Ortega poner fin al asedio a sus parroquias, y expresó su preocupación por las agresiones físicas sufridas por un sacerdote y una monja en el interior de la Catedral Metropolitana de Managua, anta la invasión de los oficialistas.
Fuerzas policiales mantienen rodeados los alrededores de la iglesia San Miguel de Masaya y la catedral de Managua, donde algunos ciudadanos ayunan en el marco de la campaña “Navidad sin presos políticos”.
Estos agentes de policía sitiaron y cortaron el acceso a la catedral, e incluso arrestaron a personas que llevaron ayuda a los ayunantes en uno de los templos.
Sin embargo, las turbas oficialistas pudieron ingresar a la Catedral, sin ser impedidos por los agentes policiales.
Durante las protestas populares contra el régimen de Ortega, es normal que grupos paramilitares oficialistas actúen impunemente contra los manifestantes, incluso asesinando a ciudadanos.
Grupos humanitarios llevan registrados al menos 325 muertos, miles de heridos, cientos de encarcelados y cerca de 70.000 exiliados.
“Grupos violentos afines al gobierno han ingresado y tomado el control de la Catedral de Managua. Al ser increpados por el padre Rodolfo López y sor Arelis Guzmán, estas personas respondieron con violencia” contra los religiosos, dijo la Arquidiócesis, en un comunicado.
También rompieron los candados del campanario y otros sitios de la catedral, denunció la Iglesia.
Once mujeres iniciaron el pasado jueves una huelga de hambre en la iglesia San Miguel de Masaya para exigir la liberación de los opositores presos, aunque el gobierno no reconoce que en Nicaragua existan presos por motivos políticos.