/arc-anglerfish-arc2-prod-abccolor.s3.amazonaws.com/public/UZQJHMJUMZAX3OXNUFV6DEAWQE.jpg)
Cargando...
El viernes último alrededor de las 11:30, la odontóloga Dirce María Victoria Aquino de Sarquis (51) fue atacada por maleantes cuando se disponía a ingresar al edificio “San José”, con la millonaria suma cargada en un bolso de mano. Minutos antes, la mujer retiró el caudal de un banco.
Al percatarse de la presencia del maleante, que estaba armado con una pistola, la profesional se aferró a su cartera y se negó a entregarla.
Ante esto, el criminal tuvo el tiempo suficiente para infligirle culatazos de su arma con brutalidad. Luego la arrastró varios metros, la volvió a patear y efectuó disparos hasta que logró su objetivo. Pese a que el violento golpe fue en plena calle y duró alrededor de un minuto, no hubo un solo efectivo policial en los alrededores para auxiliar a la víctima.
Este hecho evidenció la absoluta inoperancia de los órganos preventivos de la Policía.
En opinión de algunos agentes de unidades operativas, los dos delincuentes no pudieron haber actuado con tanta tranquilidad de no haber tenido algún tipo de cobertura policial, específicamente de agentes que vigilan las zonas aledañas.
Se sospecha que los “motochorros” contaron con protección, lo que explica que llevaron a cabo su acción sin mayores inconvenientes, pese a todo el alboroto que generaron los disparos, dijeron por su lado los vecinos.
A pesar de que el ministro del Interior Carmelo Caballero y el comandante de la Policía, el Crio. Gral. Aldo Pastore y el titular de Orden, Crio. Gral. Carlos Aguilera hacen alardes de las políticas de seguridad que supuestamente son implementadas en todo el país, los atracos callejeros, robos domiciliarios y alevosos crímenes se suceden día tras día.
Los criminales operan con pavorosa impunidad ante una fuerza policial que se encuentra ausente de las calles. En la capital y las principales ciudades del interior, los maleantes actúan con absoluta impunidad. Las comisarías dejaron de implementar las patrullas en vehículos y a pie, dejando a la población a merced de las bandas.