Una casa art decó al pie de la empinada colina

Al pie de Loma Tarumá, una casa de estilo art decó fue restaurada por sus propietarios, el Dr. Amado Gill y la escribana Leticia Robbiani de Gill. “Era de mi abuela materna, prácticamente crecí en esta casa y seguí mis estudios. Luego pasó a mi madre”, comenta Gill.

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La casa fue construida en 1934 en plena Guerra del Chaco y conserva aún los planos originales aprobados por la Municipalidad de Asunción en esa época.

La construcción resume la vida de dos familias de esos tiempos. La de los constructores, pues fue hecha por un Ing. de apellido Espinoza Maciel, quien junto con el Ing. Debernardi participó en la construcción de la represa Acaray. También fue representante de Castrol y fundador de la primera fábrica pasteurizadora de leche, la famosa Empresa Paraguaya de Alimentos (EPA), que estaba sobre la Avda. Eusebio Ayala, refiere Amado Gill.

“La única que sobrevive de esa época, pertenece a la otra familia, la de los moradores, y es mi madre María Matilde Pessagno de Gill, de 87 años”, agrega.

Doña María Matilde era modista y trabajaba con doña Eufrasia en su taller de costura, ubicado más hacia el centro. En el salón de la casa que da sobre la ochava tenía un pequeño almacén donde vendía especialmente hojas de tabaco, cigarro para naco y carbón en suelto.

“Ella conoció a mi padre, el médico Ángel Cirilo Gill, hijo de la primera promoción de parteras, quien vivía aquí mismo en el barrio. Eran vecinos”, relata.

En tiempos de la Guerra del Chaco era una zona con casas todavía aisladas que tenían su aljibe y su fogón.

La calle República de Colombia se llamaba Río Blanco y estaba empedrada pero tenía mucho ajetreo por la cercanía del Mercado Municipal. “Los burros traían a las vendedoras al Mercado 1 con su carga.

Quedaban atados aquí por las columnas y árboles. Luego, para retornar sorteaban con dificultad la cuesta arriba y en más de una ocasión resbalaban y volvían para atrás. Había que empujarlos a veces para subir”.

El aljibe sirvió de escondite durante la Guerra Civil de 1947 y también en la época de Alfredo Stroessner, pues durante las horas de redadas muchos se guarecían allí. Incluso, varios otros aljibes esparcidos por la ciudad de Asunción se utilizaban para que la gente perseguida se escondiera de la policía y hasta metían allí un mimeógrafo para imprimir panfletos.

“Era un barrio de vida muy jovial y solidario. Mi padre fue fundador del Club José de Antequera y Castro, que está en la Escalinata. Todo el mundo iba a jugar allí y especialmente cobraban fuerza los torneos barrio contra barrio, que se desarrollaban un tiempo”.

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