Los números del espanto en la memoria de Colombia

El año pasado, el Gobierno colombiano le puso cifras a su conflicto armado. El horror fue cuantificado en fríos números que estremecen: 220.000 muertos, 25.000 desaparecidos, 1.982 masacres, 27.023 secuestros. Más de 6.000 niños reclutados. Aquello que empezó como un problema de zonas rurales hoy es medular en un país que intenta desprenderse de un pasado de 53 años de conflicto.

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De los 220.000 muertos que cuantifica Memoria Histórica, entre el 60% y el 70% de ellos no fueron causados por las guerrillas, sino por paramilitares, que con la excusa de defenderse, tomaron la ley y la muerte en sus manos, respaldados por un decreto. “Las guerrillas han sido responsables del 20% a 30% de estos muertos y la fuerza pública del 10%”, dice Álvaro Villarraga, director de Acuerdos de la Verdad de Memoria Histórica.

Los desaparecidos son más difíciles de cuantificar, pero se habla de alrededor de 25.000, que en realidad según Villarraga, podría ser exactamente el doble o más, la mayoría también por culpa de paramilitares (45%), el 40% atribuidos a las fuerzas públicas y un 10% a 15%, a las guerrillas. La mayoría de los secuestros fueron atribuidos a la delincuencia común; culpa de la guerrilla fue un 80% a 90%”. Todo indica que los grupos paramilitares fueron responsables del 10% de desapariciones”.

De los 2.000 masacres que lograron contabilizar, el 60% de ellas hicieron también los grupos “paras” mientras que el 30% ejecutaron las guerrillas y el 10% las fuerzas públicas.

Las guerrillas llegaron a reclutar entre 6.000 a 8.000 niños de zonas rurales según acuerdan con Humans Right Watch, “la mayoría eran chicos comprendidos entre los 12 y 18 años, pero hubo excepciones porque encontramos niños de hasta 9 años reclutados por las FARC”, explica el profesional.

“Salían de cacería”

Hablar de “falsos positivos” es un tema incómodo para el Gobierno. Eran ejecuciones “extrajudiciales” que se empezaron a hacer desde 1960, dice Villarraga. “Eran supuestas bajas guerrilleras que en realidad no eran guerrilleros, cuantifican en unos 7.000 casos, “la mayoría de ellos se vivieron como casos generalizados en la época de Álvaro Uribe”, dice el director de Acuerdos de la Vedad. “Había presiones muy fuertes sobre las fuerzas de seguridad para producir resultados en bajas, en muertos. Llegaron a dar incentivos económicos y morales, premios de ascensos, permisos de fines de semana, por cada muerto. Salían de cacería...”.

En 1989 miraron la cara más sangrienta de los grupos “paras”: un ómnibus lleno de jóvenes funcionarios del Centro de Investigación Técnica Judicial que iban a investigar muertes causadas por paramilitares fueron bajados del transporte, los acostaron y ejecutaron a todos... El Gobierno se vio entonces forzado a sacar nuevos decretos con los cuales declaró ilegal el funcionamiento de los grupos “para” –hasta ese entonces– respaldados por ley.

Colombia mira hoy hacia el futuro después de una larga noche: la policía tiene 178.000 efectivos, el Ejército tiene 327.000, un total de 505.000 hombres a los que intentan profesionalizar mientras aseguran que en 4 años más tendrán 25.000 nuevas incorporaciones en la Policía Nacional. Hoy día fabrican la mayoría de sus equipamientos y desarrollan softwares de inteligencia para sus trabajos. Aún no amanece en Colombia, pero se vislumbran los primeros colores del alba.

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