Mi abuelo paterno era fumador consuetudinario de cigarrillos: murió en 1985 de cáncer de pulmón en una dolorosa agonía que soportamos acompañados por la ciencia del Profesor Doctor Gilberto Chaparro Abente. Pero nos esperaba otra sorpresa más cruel: mi abuela, su esposa, murió después y de lo mismo sin haber fumado nunca.
“ES UNA ASOCIACIÓN DE HOMBRES LIBRES”. Es el primer principio que los colorados aprobaron el 7 de octubre de 1967 y que convirtieron en preámbulo del estatuto partidario en una Convención Extraordinaria del 25 de noviembre del 2000, cuando Horacio Cartes todavía no se había ni afiliado.
“Es un tema municipal, no es nacional” dijo el Presidente Santiago Peña cuando le consultaron sobre el monumental faltante en la Municipalidad de Asunción, capital de la República del Paraguay. Atónitos, pedimos volver a escuchar por si habíamos oído mal. Y no. Lo dijo tal cual: “Es un tema municipal, no es nacional”.
Hacen sus sesiones del “Comando” colorado en la Casa Presidencial del Paraguay sostenida por todos los paraguayos; allí plantan bocaditos, bandera colorada y fotos, el equipo correlí se reúne más asiduamente que el Consejo de Ministros. Para que no queden dudas, el presidente Horacio Manuel sesiona en Mburuvicha Róga para recordarle a Santiago Peña que él no manda ni en su casa.
¿En qué bastardo país nos estamos convirtiendo que preferimos cortar las horas de clase porque no tenemos infraestructura para sostener las escuelas? ¿Cómo es posible que falte dinero para internet, comida e infraestructura pero SOBRE para pagar a los hijos parásitos del poder, las putas de los poderosos y las garrapatas de todos ellos?
Horacio es tan pobre que solo tiene plata. Su montaña de dinero le ha permitido comprar no solo empresas, sociedades, fábricas, industrias, socios nacionales e internacionales sino también existe la fundada sospecha de que le habría permitido comprar –o al menos alquilar- poderes del estado, instituciones, decisiones, dictámenes, informes, cargos, investiduras, conciencias, hurras. Pero es tan pobre Horacio que el dinero no le ha servido para comprar lo que más le ha faltado en todos estos últimos años desde que probó el sabor del poder: INTELIGENCIA, AUTORIDAD y SABIDURÍA.
Hemos dejado que se formara una casta política que se cree de noble alcurnia, de gran prosapia y de alto linaje pero en realidad se comportan como si fueran todos unos agavillados de baja ralea y estofa. Una pandilla de asaltantes de fondos públicos y patrimonios estatales.